Muchas personas le tienen miedo al cambio, están acostumbrados a que siempre se ha hecho así, así lo hacia mi abuela, viven por las tradiciones, otros viven por las costumbres, otros por los ritos y otros han caído en la religiosidad y no están experimentando la gracia de Dios.

Se han acostumbrado a una vida monótona, triste y aburrida,donde no hay risas, felicidad y lo que alcanzan a ver es soledad, tristeza, deudas, enfermedades, engaños, mentiras, falsedades, sus pensamientos son de depresión, sus temores son gigantes y algunos piensan en el suicidio como la vía de escape o hasta ruegan a Dios para que se los lleve al cielo.
Eso es cobardía, el problema externo rara vez es el verdadero problema. El problema es que todos tenemos miedo y miedo a cambiar.
Recuerda lo que Pablo dice en Romanos 12: 2 “No se amolden al mundo actual, sino sean transformados mediante la renovación de su mente. Así podrán comprobar cuál es la voluntad de Dios, buena, agradable y perfecta.” (NVI).
Esa es la clave para cambiar, renovando nuestra mente, esa renovación viene cuando meditamos en la Palabra de Dios, cuando tenemos Tiempo con Dios y cuando comenzamos a incorporar hábitos, principios y herramientas a nuestra vida.
Dios es inmutable, El no cambia en su amor y en su fidelidad, pero la biblia enseña que: Cada mañana se renuevan sus bondades; ¡muy grande es su fidelidad!. Lamentaciones 3:23 (NVI).
El cada día renueva sus misericordias hacia nosotros y lo hace a medida que nosotros incorporamos la Palabra en nuestra mente y en nuestros corazones.