Y guiaré a los ciegos por caminos que no sabían. Isaías 42:16.

¡El Señor, infinitamente glorioso, se hace guía de los ciegos! ¡Cuán ilimitada es su condescendencia! El ciego no puede encontrar el camino que ignora, y aun cuando lo conociera, siempre le resultaría difícil cruzarlo. Empero si lo ignora por completo, ha de descartar toda idea de emprender el camino sin alguien que le guíe.

Somos ciegos por naturaleza en lo que se refiere al camino de la salvación; mas el Señor nos guía y nos conduce a sí mismo y entonces son abiertos nuestros ojos. Por lo que al futuro se refiere, todos somos ciegos, incapaces de ver una hora siquiera por delante; empero el Señor nos guiará hasta el final del viaje. ¡Sea bendito su nombre!

No podemos soñar por dónde nos vendrá la liberación; el Señor lo sabe y nos guiará hasta que haya desaparecido todo peligro. Bienaventurados los que ponen su mano en la del guía celestial y le dejan el cuidado de dirigirlos. Él les guiará durante todo el camino, y cuando los haya llevado a la morada de la gloria y abierto sus ojos para que vean el camino, ¡qué cántico de gratitud entonarán en alabanza de su gran Bienhechor!

Hoy… la confianza en Dios me invade y se que estaré sorprendido por él, ya que me hará caminar por senderos que hasta este momento eran desconocidos para mi.

¡Señor, guía a tu pobre hijo ciego, en este día, porque no conozco tu camino! Quiero andar en tus caminos y ser sorprendido por ti de la forma que solo lo sabes hacer. Amén.

Charles Spurgeon.
Libro De Cheques Del Bando De La Fe.