Entonces Jesús les dijo: –No sabéis lo que pedís. ¿Podéis beber del vaso que yo bebo, o ser bautizados con el bautismo con que yo soy bautizado? Marcos 10:38.

Así como no hay ninguna analogía terrenal que pueda expresar adecuadamente toda la maravilla de la Trinidad y la plenitud de la Deidad, tampoco tenemos una forma precisa de ilustrar la maravilla de ser bautizado con el Espíritu.

En cierta forma es como un río que se desborda y cubre sus orillas de tal modo que enriquece la tierra de los alrededores con nutrientes y minerales que de otra forma no llegarían ahí. La tierra es fertilizada de una forma extraordinaria, no la única forma, sino una forma definida que está disponible para cada creyente. 

Como resultado de la creciente, la tierra reblandecida está más receptiva que lo normal al depósito de las semillas espirituales. Ser bautizados con el Espíritu es como si Él inundara las riveras de nuestro espíritu y como si anegara nuestra alma: nuestra mente, voluntad, emociones y conciencia. Por esta razón, ser bautizado con el Espíritu algunas veces se le llama ser llenos del Espíritu.

Nuestras vidas están vacías y el Espíritu Santo las quiere llenar con su río de abundancia. Cuando el me llena la perspectiva de la vida es otra. El toma entonces el control y yo llego a convertirme en un canal de su poder. Cuando su poder corre, nuestras vidas son impactadas y las vidas de quienes nos rodean también.

Hoy quiero ser lleno de el Espíritu pasa así ser canal de su amor.

Señor, Gracias por darme la presencia de tu Espíritu y hoy por eso anhelo ser bautizado en el Poder de tu Espíritu para que en todo tu seas glorificado en mi vida. Amén.

Dr. Daniel A. Brown.
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