Acercaos a Dios, y Él se acercará a vosotros. Santiago 4:8.

Cuanto más nos allegamos a Dios, más benigno se muestra con nosotros. Cuando el hijo pródigo vuelve a la casa paterna, su padre sale al encuentro. Cuando la paloma llega al arca, Noé extiende su mano y la introduce en ella.
Cuando la solícita esposa busca la compañía de su esposo, éste se acerca a ella con las alas del amor.

Alleguémonos, querido amigo, al Señor que con tanta bondad nos espera y viene a nuestro encuentro.
¿Te has fijado alguna vez en el pasaje de Isaías 53:9? Aquí podemos ver cómo el Señor se pone a la disposición de su pueblo, diciéndole: «Heme aquí». Como si dijera: «¿Tienes que decirme algo? ¿Qué puedo yo hacer por ti? Estoy esperándote para bendecirte». ¿Por qué, pues, tardamos tanto en acercarnos a Él? 

Dios está muy cerca para perdonar, para bendecir, para consolar, ayudar, vivificar y dar la libertad. Sea nuestra más importante preocupación acercarnos a Dios. Si esto hiciésemos, lo tendremos hecho todo. Si nos allegamos a los hombres, éstos se cansarán pronto y nos abandonarán; mas si sólo buscamos a Dios, Él jamás cambiará; antes al contrario, cada vez se acercará más a nosotros con la más amplia y gozosa comunión.

Hoy, Sé que el acercamiento es mutuo, por cada paso que doy a Dios , Él dará tres para encontrase conmigo.

Señor, Te doy gracias por la divina disposición de estar a mi lado y guiarme y bendecirme. En tu altar estoy hoy para expresarte mi agradecimiento. Amén.

Charles Spurgeon.
Libro De Cheques Del Banco De La Fe.