Devocional Diario – Hoy… No Perderé el Espíritu De Agradecimiento

Cantaban, alabando y dando gracias al Señor, y decían: «Porque él es bueno, porque para siempre es su misericordia sobre Israel». Todo el pueblo aclamaba con gran júbilo y alababa a Dios porque se echaban los cimientos de la casa del Señor. Esdras 3:11.

La oración tiene que ver con una actitud de agradecimiento. Como siempre ocurre en el reino de Dios, la oración es una manera mediante la cual el Señor nos invita a participar con Él en lo que es completamente capaz de llevar a cabo sin ninguna ayuda.

Se deleita en nuestros deleites, así como una madre que le permite a su hijo ayudar a poner la mesa para la cena de Acción de Gracias, Dios desea compartir Su trabajo con nosotros. La oración es nuestra manera de “ayudar” a poner la vajilla de porcelana y los utensilios de plata en la mesa. No podríamos hacerlo sin Él, pero Él podría hacerlo fácilmente sin nosotros.

El mantener eso en perspectiva, que la oración es hacer posible lo imposible, nos recuerda que seamos agradecidos. Además, el pequeño que ayuda a su mamá a poner la mesa para la celebración de Acción de Gracias necesitará mucha ayuda para saber dónde va el tenedor, y de qué lado del plato se pone el platito para la mantequilla. En muchas ocasiones, el Señor nos dirigirá en cuanto a cómo y por qué orar.

Si sabemos que el Señor nos oye cuando oramos, también “sabemos que tenemos las peticiones que le hemos hecho”. Él pondrá en nuestro corazón los deseos y peticiones  por los cuales orar. Su Espíritu no sólo nos enseña a orar de acuerdo con la voluntad de Dios, sino algunas veces incluso Él intercederá por nosotros (Romanos 8:26). 

Las oraciones contestadas son simplemente una expresión (más) del amor de Dios hacia nosotros. No es un acontecimiento que sucede cuando por casualidad le atinamos a la combinación correcta de palabras o posturas. La oración no es como un coche que funciona un día pero al día siguiente tienes que persuadir que prenda. Dios nos quiere; le preocupa nuestra situación. Dios no lleva una puntuación de nuestras oraciones como un juez Olímpico restando puntos por resbalones, titubeos y aterrizajes imperfectos en la barra de equilibrio.

Es más parecido al entrenador de un equipo de básquetbol de niños menores de ocho años, preparando a sus jugadores durante una práctica. En lugar de ser una persona exigente con los detalles y llamar la atención por cada violación a las reglas o por cada falta, su inclinación básica es sonreír y decir, “Sigue jugando”. Cuando se trata de la oración, puesto que la mayoría de nosotros nos preocupamos por hacerlo correctamente, es fácil caer en la trampa de esforzarnos o concentrarnos demasiado en afectaciones externas como gestos particulares o la entonación de la voz para que se vea como se debe ver el orar.

Las oraciones contestadas son simplemente una expresión (más) del amor de Dios hacia nosotros. Por eso hoy no quiero perder el espíritu de agradecimiento con Dios y los demás.

Señor, Gracias por estar listo a ayudarme en el diario transitar de la vida. No dejaré de estar agradecido contigo. Amén.

Dr. Daniel A. Brown.
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