“Vosotros seréis bautizados con el Espíritu Santo dentro de pocos días” (Hechos 1:5).

Así que, ¿cuál es la diferencia entre recibir al Espíritu Santo y ser bautizados con el Espíritu Santo? Si has reconocido a Jesús como tu Salvador, la presencia del Espíritu en tu vida, como una marca  que te identifica, es un hecho irrefutable. Habitando y poseyendo nuestros espíritus, Él participa en todo tipo de limpieza de la casa: los áticos, los  sótanos y los cobertizos de nuestras mentes, las voluntades, las emociones y los comportamientos.

El Espíritu Santo nos ayuda a captar verdades espirituales. Sin Él, no se tiene ninguna relación con el Señor. Esto puede sonar un poco redundante a lo que ya se ha dicho, pero nunca es suficiente seguir enfatizándolo. El Espíritu Santo vive dentro del espíritu de cada creyente.

Jesús les dijo a Sus seguidores: “Recibid el Espíritu Santo” (Juan 20:22), y ellos lo hicieron. Pero varias semanas después, Él les anunció a esos mismos discípulos: “y así sucedió en el día que ahora conocemos como Pentecostés, cuando en forma manifiesta les fue conferido poder mediante el Espíritu Santo en el  aposento alto”. (Hechos 2:1-4.)  En este ejemplo sencillo podemos ver que una cosa es recibir al Espíritu en tu vida y otra es ser bautizados en Él. Mientras que los dos acontecimientos pueden ocurrir simultáneamente, y con frecuencia así sucede, no son idénticos, como podemos ver en algunos ejemplos de la vida de la iglesia primitiva. 

La presencia del Espíritu te da vida (espiritual). El bautismo con el Espíritu te da poder (espiritual) milagroso, no-disponible-de-otra-manera para que puedas compartir esa vida con otros. Por esta razón, Jesús les dijo a Sus discípulos que llevaran el evangelio a todo el mundo, pero sólo hasta después de recibir “poder [milagroso]” al ser “bautizados con el Espíritu Santo” (Hechos 1:5, 8).

Aunque no es una comparación exacta, es un poquito como la diferencia entre lo que el Señor quiere hacer en ti, y lo que quiere hacer a través de ti. El Espíritu Santo en la vida de un creyente es como tener un pozo de agua en su propiedad.  Ser bautizado con el Espíritu es como tener una bomba de agua potente en ese pozo o que debido a algún movimiento telúrico del manto acuífero del subsuelo, repentinamente salieran chorros de agua del pozo convirtiéndolo en un géiser, permitiéndole a la persona irrigar mucho más hectáreas de cosechas.

O piensa en la diferencia entre el aire y el viento. No podrías vivir sin aire y no podría haber viento sin aire, pero el viento es una actividad y fuerza adicional mediante la cual el aire es puesto en movimiento para mover otras cosas.
El Señor quiere que seamos más que vivificados en Su Espíritu; Él anhela que experimentemos Su Espíritu como un viento poderoso y recio (no solo una presencia) moviéndonos para impactar poderosamente la vida a nuestro alrededor.

Hoy… El Espíritu Santo no solo quiere vivir en mi, sino que me quiere bautizar con su poder.

Señor, Gracias por darme la presencia dulce de tu Espíritu y hacer una obra de grandeza y poder dentro de mi. Me rindo ante ti con adoración. Amén.

Dr. Daniel A. Brown.
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