Pero Él respondiendo, dijo: Escrito está: “No sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios.” — Mateo 4:4

 

El leer la Biblia no es una obligación religiosa; es una oportunidad maravillosa, dadora de vida, disponible cada vez que quieras.

En uno de los frecuentes conflictos de Jesús con los líderes religiosos de ese tiempo, Él fue acusado de violar el día de descanso porque había permitido que Sus discípulos arrancaran espigas para comer mientras pasaban por los sembrados. (Lee Marcos 2:23-28.) Los legalistas dijeron: “Oye, Dios tiene un mandato: no trabajar en el día de descanso. Punto”.

Jesús respondió diciéndoles que estaban pasando por alto el corazón de Dios: Sus intenciones hacia nosotros. Dios no creó a la humanidad para que hubiera alguien que obedeciera Sus mandatos.  Él hizo el día de descanso como una bendición para las personas, dándoles descanso y un recordatorio regular de que Dios es el Único que completamente puede hacer las cosas en la forma que deben ser.

Dios no hizo a las personas para que hubiera alguien que leyera Su Palabra. Él escribió la Biblia, justo como hizo el día de descanso, como una bendición para el beneficio del pueblo. Era para darnos un refrigerio y un recordatorio regular de que Dios es el Único Ser que puede beneficiar nuestra vida legítimamente por medio de Sus palabras, el tipo de vida que Él sinceramente desea que vivamos.

La Biblia, así como el día de descanso, tiene como único propósito el de bendecirnos. Si pensamos en leer la Biblia principalmente como un requisito mandado por Dios para cualquiera que quiera hacer lo que se espera que haga, perderemos mucho de nuestro incentivo para leerla.

Si el leer Su Palabra es tan sólo una disciplina de devoción obediente, un ejercicio obligatorio de nuestra religión, entonces vamos a perdernos todas las ventajas que Dios quiere darnos a través de ella.

La Palabra de Dios está llena de un poder creativo tan lleno de vida que formó el universo. Ese poder todavía repercute en Sus palabras escritas para nosotros.

Hoy…Descansaré en su Palabra y ella me revitalizará.

Señor, Gracias porque cuando más cansado estoy su Palabra me vivifica y me alienta. Amén.

Dr. Daniel A. Brown.
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