Escribió también Pilato un título, que puso sobre la cruz, el cual decía:

JESÚS NAZARENO, REY DE LOS JUDÍOS.

Juan 19:19

Uno de los momentos más significativos de mi vida fue cuando el Rector de la universidad donde había cursado mis estudios mencionó mi nombre para que subiera a recibir mi título; también recuerdo bien que una de las primeras cosas que hice al abrir el pergamino fue revisar que mi nombre estuviese bien escrito?

Hoy revivo en mi mente esos momentos y no puedo evitar sonreír. En verdad fue un gran día. Sin embargo estoy completamente seguro que llegará el momento en que la persona más grande e importante de todo el Universo dirá mi nombre, el cual leerá escrito en Su libro de la vida; mi nombre, sencillamente eso? sin títulos, sin grados, sin meritos por los que yo haya luchado,? sólo por Su Gracia saldrá escrito allí y ese, sin duda será el día mas glorioso de toda mi existencia!

Pero mientras vivamos en esta tierra estaremos siempre marcados por diferentes títulos, y sé que para mis padres seré el hijo, para algunos el amigo, para mis hermanos, el hermano, para otros el veterinario, etc., pero lo que más deseo ser es un hijo de Dios.

En estos últimos meses he estado recibiendo algunas enseñazas del Señor que quisiera compartir con ustedes y es acerca de lo que sin duda es lo más difícil en la vida de un cristiano. El negarse a sí mismo. Estaba seguro de saber muy bien la teoría en este tema, pero Dios me ha estado enseñando que me faltaban aún algunas ¿prácticas de laboratorio?.

La Biblia dice que un día Jesús le preguntó a sus discípulos que quién decía la gente que era él y bueno, recibió una gran gama de respuestas. Más adelante en la vida de Jesús la gente pudo ver en realidad quien era él; su glorioso título se podía leer claramente en varios idiomas, en un lugar muy alto, a la vista de todos quienes entraban en la ciudad. Su título se encontraba sobre la cruz donde también él estaba siendo crucificado, pero fue allí donde quienes no estaban muy seguros de quien era ese personaje se dieron cuenta de la verdad: que ese despojo humano que yacía sobre esa sucia y ensangrentada cruz era precisamente Jesús, el Rey de los judíos, en otras palabras el Mesías anunciado, el salvador de la humanidad, el hijo de Dios.

Dios me mostraba por este pasaje lo que significó la cruz para Jesús, la negación total de sí mismo, para salvar a toda la humanidad. Me enseñaba también el Señor que la cruz es una cosa muy pesada para cargar y que precisamente, si llevamos nuestra cruz adonde quiera que vamos, esta nos va a pesar muchísimo, porque la cruz no es un instrumento para cargar sobre nuestras espaldas, sino para morir en ella.

Qué ejemplo tan hermoso nos dió nuestro Señor! Sufriendo la vergüenza de estar desnudo, con los brazos abiertos y clavados como señal evidente de vulnerabilidad, en un lugar alto a la vista de todos, obedeciendo a su Padre por encima de todas las cosas y pudiendo bajarse de la cruz con Su poder, no lo hizo, por amor a nosotros? allí murió, con su título de Rey sobre su cabeza coronada con espinas.

Cuantas veces sin darme cuenta he reclamado mi vida para mi? Cuantas veces le he dicho al Señor que las cosas que esta haciendo con mi vida no son precisamente las que me gustarían! Y sin embargo se me olvida a ratos que yo un día le entregué mi vida y que ésta ya no me pertenece?

Se que no es sencillo mi querido amigo, negarse a sí mismo es muy difícil, pero es allí sobre nuestra cruz, muriendo a nosotros mismos que nuestro título de hijos de Dios aparece a la vista de todos, desnudos y humillados tal vez? pero obedeciendo a Dios, vulnerables y heridos, puede ser, pero haciendo la voluntad del Padre? una cosa es segura, tal y como pudo haber hecho Jesús podemos dejar a un lado todo y bajarnos de la cruz, pero te imaginas que consecuencias desastrosas para la humanidad si Jesús hubiera hecho caso a las voces de los pasantes que le decian: ??si eres verdaderamente el Hijo de Dios, bájate de la cruz!?.

Querido hermano la voz que tu y yo debemos oír es ?si eres verdaderamente un hijo de Dios, quédate en esa cruz? Él conoce lo que se siente pues estuvo allí también y cuando hayamos obedecido la voz del Padre hasta que llegue Su tiempo, Él, que levantó de los muertos a Jesús nos levantará a nosotros también, para Su Gloria y Honra y habremos ganado nuestra batalla obedeciendo a Dios y lo que antes parecía una derrota ?se convertirá en gloria y bendición!

Rocco Cicchetti
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