El perdón requiere fe en muchos aspectos.

Fe para creer en la palabra de Dios y perdonar en vez de aferrarse al resentimiento y el rencor.

Fe para confiar en que, de ser necesario, la venganza es de Dios‚ no tuya.

Y fe en que el perdón por sí solo puede alterar la situación, y aunque no la altere, debes perdonar de todos modos.

Puedes perdonar aun mientras aguardas a que se produzcan los cambios necesarios.

Jesús no esperó a resucitar para perdonar
a los soldados romanos que lo mataron.
Lucas 23:34

Perdonar no equivale a transigir con el mal.

Equivale a ver más allá de las faltas y errores del momento; a creer por lo que aún no ves, a tener fe.

Y la recompensa de la fe es ver cuando Dios lo disponga aquello en lo que has creído.

Satanás detesta el perdón que se ve reflejado
en los ojos de los hijos de Dios.

Echa por tierra todo lo que él promueve.

Transforma el fracaso en esperanza y las faltas en belleza y energía.

Cuando perdonas a los demás sus pecados, el Diablo tampoco puede condenarlos a ellos.

Cuando aceptas el perdón de Dios por los pecados que has cometido, te niegas a aceptar la condenación del Diablo.

Sin los ásperos e irritantes granos de arena no habría perlas de gran precio.

La próxima vez que te irriten las molestas faltas y errores de los demás, alégrate por las perlas en que a la larga se convertirán en tu vida si las cubres con verdad‚ amor, perdón y fe.

Está bien detestar el pecado.

Dios lo detesta.

Pero Él ama incondicionalmente al pecador.

Esfuérzate por hacer lo mismo.

Perdonar no significa aceptar los males de este mundo…… sino creer en el poder de Dios para superarlos.

 

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