El inglés Derek Redmond pudo ser uno de los grandes dominadores del atletismo en la década de los noventa. Su desgracia, las lesiones, le impidieron convertirse en uno de los grandes cuatrocentistas de la historia. El momento que ha marcado en las retinas de los aficionados no ha sido una medalla de oro o un récord del mundo, si no un momento incluso más memorable..

La historia de Derek Redmond es un gran ejemplo de perseverancia, de no rendirse nunca pese a las adversidades, de terminar lo que has empezado sin importar el resultado. Sin duda, un ejemplo para todos en la vida.