Todos de una u otra forma nos acostumbramos a la rutina en nuestras vidas y no nos gusta que vengan alteraciones que nos hagan perder nuestra comodidad; te quiero decir que si quieres crecer y ver cambios en tu vida, entonces tendrás que tomar riesgos, una de las razones por las que no queremos perder nuestra comodidad, es porque ella nos da seguridad, estabilidad y cuando algo o alguien la altera, entonces podemos sentir pánico.

Nadie que ha tenido grandes logros, los ha conseguido por quedarse sentado sin hacer nada, muchos logros grandes vienen con grandes cambios y decisiones que no tienen en absoluto que ver con el mundo al cual estamos acostumbrados, cuando hacemos caso omiso de las cosas que están provocando incomodidad en nuestra cotidianidad, pasarán dos cosas:

1) morimos empeñados en que todo esté igual o

2) nos arriesgamos a sentir un hueco en el estómago y confiar en el cambio.

Una historia que me llama la atención es la del águila mamá, que cuando tiene a su aguilucho lo cuida y alimenta, hasta que ella sabe que le llegó el momento de volar, si el aguilucho no siente la incomodidad que su madre le está poniendo en el nido, llega el momento que la mamá águila toma el aguilucho, lo lleva a una montaña alta y allí lo tira al vacío, pasan dos cosas: 1) el aguilucho se deja caer al piso y muere o 2) aprovecha la altura y aún con el vacío en su estómago y el miedo acuesta, extiende sus alas y empieza a volar.

Allí empieza su gran aventura y sobre todo a experimentar quien es realmente, nosotros tenemos nuestros propios nidos, a veces se nos hacen pequeños indicándonos que es hora de volar, de expandirnos, de ensanchar nuestras vidas, el temor nos invade, las excusas toman poder en nuestro lenguaje y justificamos lo injustificable, tal vez luchas con un hijo al que has sobre protegido y al cual no quieres dejar ir de su nido, o quizá es hora de salir de la empresa donde estás y valorar tus habilidades y conocimientos, o estás estancado en un proyecto, o has caído en un conformismo y crees que el horizonte llega hasta donde ves.

Necesitas tomar valor, necesitas creer que tu hijo si es capaz de volar por si mismo, necesitas creer que a lo mejor es el tiempo de formar tu propia empresa, necesitas coraje para levantarte de nuevo, necesitas renovar tu proyecto y creer en ti, saber que no tienes un YO de acero, rígido, incapaz de evolucionar, tu YO no es una estructura, es un proceso de vida que crece y se expande hasta donde tu lo permitas.

Recuerda que Dios nos hizo a su imagen y semejanza, hay mucho de inmesurabilidad en nosotros a causa de Dios, y por ende la fe en Él nos hace y hará siempre proseguir.

Por: Gabiela Moros de Ramirez.

Psicoteraupeuta Geltal.

Pastora.