Así como las flores anhelan los cálidos rayos del sol, nuestra alma tiene hambre por la presencia amorosa de Jesús.

Sin embargo, a diferencia de las flores, podemos encontrar al Hijo aun en los días nublados de desesperación.

Deja que Jesús sea tu fuente de fortaleza y coraje – Él nunca dejará de amarte. Recibe Su gracia y misericordia, para que puedas disfrutar de Su brillo incluso en los días más nublados.

Su amor es la única constante en la que siempre puedes confiar, sin importar lo que la vida te depare. Es un amor que nunca morirá, y nunca flaqueará. Jesús siempre está aquí para nosotros, incluso en nuestros momentos más débiles.

Apocalipsis 21:23
La ciudad no tiene necesidad de sol ni de luna que la iluminen, porque la gloria de Dios la ilumina, y el Cordero es su lumbrera.

Salmos 84:11
Porque sol y escudo es el SEÑOR Dios; gracia y gloria da el SEÑOR; nada bueno niega a los que andan en integridad.

Isaías 60:20
Nunca más se pondrá tu sol, ni menguará tu luna, porque tendrás al SEÑOR por luz eterna, y se habrán acabado los días de tu luto.

Apocalipsis 22:5
Y ya no habrá más noche, y no tendrán necesidad de luz de lámpara ni de luz del sol, porque el Señor Dios los iluminará, y reinarán por los siglos de los siglos.