Adórale por lo que Él es.  Adórale por su poder sobrenatural y por su misericordia incondicional para contigo.

Sumérgete en un tiempo de adoración y agradecimiento al Dios Eterno. Dedica tiempo para ello.

No le pidas nada en esta ocasión, solamente adórale y agradécele por lo que ha hecho contigo pese a tu condición.

Cada día que inicies de este año, has de ponerte bajo las órdenes incondicionales de Dios, para que sea el quien se encargue de mostrarte Qué es lo que has de hacer y la forma cómo proceder.

Verás como todas las circunstancias se irán moviendo de manera asombrosa, todo tan admirablemente sincronizado, que no te quedará duda que es Dios detrás de tus acciones.

Avanza hacia adelante, sin mirar atrás. No añores las sendas que ya recorriste y que no dejaron nada productivo en tu vida.

Tu ahora has pasado por un nuevo umbral que promete ser diferente.

No quiero que termines de leer esta reflexión, sin que antes leas la siguiente síntesis en forma de paráfrasis tomada de Isaías 41, en la que Dios mismo te dirá las siguientes palabras:

Tu… a quién yo escogí. Yo mismo te tome de donde estabas
Yo mismo te llame y no te deseché.
No tengas miedo, porque  yo estoy contigo.
No desmayes, porque yo soy tu Dios que Esfuerzo.
Siempre te ayudaré y te sustentaré; no porque lo merezcas, sino por mi misericordia para contigo.
Nadie podrá contra ti porque tendrás todo mi respaldo.
Yo soy tu Dios quien te sostiene de tu mano derecha y te digo: No tengas Miedo! No tengas miedo!
Yo soy tu socorro.
Yo soy tu ayuda inmediata para cualquier percance que enfrentes en el camino.
Soy yo quien te ha puesto como un canal de bendición y restauración para las personas a quien te envío.
Verás como mi poder fluirá por tu medio, para que muchos vean, conozcan, adviertan y entiendan que es mi mano la que hace todo esto.

Cree con tu corazón estas palabras que Dios te confirma hoy en esta fecha tan significativa para ti…

Enviado por José Alfredo Lievano.

Entren por sus puertas con acción de gracias; vengan a sus atrios con himnos de alabanza;denle gracias, alaben su nombre. Salmo 100:4.

¡Él hace añicos las puertas de bronce y rompe en mil pedazos las barras de hierro! Salmo 107:16.