“Tú, pues, sufre penalidades como buen soldado de Jesucristo” II Tim 3:2

Hoy, quiero vivir, ser y actuar como un buen soldado de Jesucristo.

El requerimiento de un comandante a su soldado es la rendición total de su voluntad. Otras cosas serán irrelevantes. La disposición de su tiempo, de sus deberes y sus responsabilidades están enteramente en las manos de su comandante .

Si Cristo tiene mi voluntad hoy, el también tendrá mi cuerpo, mi mente, mis fuerzas, mis ambiciones, mis inclinaciones, mis actitudes y en fin…él lo tendrá todo. Hoy no puedo negarle mi voluntad a Jesús, porque si le niego mi voluntad entonces me reservaré muchas cosas para mi mismo.

La voluntad es la llave. Cuando soy tentado está en la voluntad si obtendré la victoria o la perderé.

La tentación me da alternativas. Yo puedo someterme a la tentación y perder o resistir y ganar. Jesús me da el poder para resistir hoy. Cristo me capacita y me fortalece, porque él ya lo ha prometido. Yo necesito por lo tanto decidir diariamente, cada hora y cada momento si someto mi voluntad al Señor.

La decisión es instantánea, pero los resultados son eternos. Mi esperanza hoy, está basada en dos acciones divinas. “Dios es quien produce tanto el querer como el hacer por su buena voluntad”

Cuando rindo mi voluntad en las manos del Señor, entonces puedo empezar a comprender su Voluntad que es buena, agradable y perfecta. Es imposible hacer la voluntad del Señor, si no he aprendido a rendir mi voluntad en sus manos. El soldado no tiene derecho de decir lo que él va hacer o quiere hacer…pues toda su vida en la milicia está rendida a la voluntad del comandante.

Oh, Cuanto más en la vida cristiana descubrimos que es más placentero vivir rindiéndole mi voluntad al Señor, porque entonces su voluntad se torna visible y ella es por demás buena y perfecta.

Es cierto que a veces no logro entender por un momento la voluntad de Dios, así como el soldado no siempre entiende la voluntad de su comandante, pero cuando hay obediencia y sumisión de pronto en el momento menos esperado una luz me ilumina y me enseña como es la voluntad de Dios.

Señor: De que sirve reservar mi voluntad para mi mismo en este día e ignorar la tuya. Esa voluntad tuya es buena, agradable y perfecta. Quizá no siempre la entienda…pero en un momento me la enseñaras.

Hoy, no quiero vivir mi voluntad y caminar por mi camino. Hoy, deseo ser fiel a ti. Como buen soldado de Jesucristo rendir mi voluntad, lo cual a veces implicará sufrir penalidades, pero esas penalidades son el producto de nuestra voluntad que se resiste a someter y a vivir en obediencia.

Gracias Señor. Amen.

Serafín Contreras Galeano
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