“Los camaleones tienen a menudo las lenguas más largas que su cuerpo.

Recordemos que Dios no nos hizo camaleones sino seres humanos.

Honremos en nuestro hablar la maravillosa obra de Dios al hacer nuestra lengua para alabar y bendecir”.

Serafín Contreras G.

Santiago 3:9,10.  pero ningún hombre puede domar la lengua, que es un mal que no puede ser refrenado, llena de veneno mortal.  Con ella bendecimos al Dios y Padre, y con ella maldecimos a los hombres, que están hechos a la semejanza de Dios.  De una misma boca proceden bendición y maldición. Hermanos míos, esto no debe ser así.