Señor, sé que tú me pastoreas y sacias mi alma. Mi vida entrego a ti.

Salmo 23:1-6

El Señor es mi pastor; nada me faltará.
 
En lugares de delicados pastos me hará yacer:
Junto a aguas de reposo me pastoreará.
 
Confortará mi alma;
Guíame por sendas de justicia por amor de su nombre.
 
Aunque ande en valle de sombra de muerte,
No temeré mal alguno; porque tú estarás conmigo:
Tu vara y tu cayado me infundirán aliento.
 
Aderezarás mesa delante de mí, en presencia de mis angustiadores:
Ungiste mi cabeza con aceite: mi copa está rebosando.
 
Ciertamente el bien y la misericordia me seguirán todos los días de mi vida:

Y en la casa del Señor viviré para siempre.