¡¡Dios aun está en el trono y la oración cambia las cosas!

Aprende cómo funciona la oración.
Genera poder ilimitado para beneficiarte y beneficiar a otros.
¡Cambia el mundo a tu alrededor!

Sigue los principios básicos que damos en esta presentación y renovarás tu vida espiritual.

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Dios no concibe la oración como un rito, sino como un animado intercambio, un diálogo afectuoso entre buenos amigos.

Lamentablemente, hoy en día impera la idea de que no es posible hablar con Dios en esos términos. Algunas personas piensan que su falta de religiosidad les impide acercarse de ese modo al Creador. Otras tienen la idea de que el Padre Celestial es tan sublime que se encuentra sumamente alejado de nuestra realidad.

Ha quienes piensan que tiene mucho que hacer para preocuparse por ellos y sus problemas, y que las cuestiones terrenales carecen de importancia para El. Unos se consideran indignos o muy imperfectos. Otros  se sienten culpables o avergonzados de ciertos actos que han cometido. Hay quienes incluso le tienen miedo.

¡Ojalá comprendieran que El lo ve todo con ojos muy distintos!

El Señor desea mantener una relación personal con cada uno de nosotros. Quiere que esta constituya el aspecto más profundo, trascendental, satisfactorio y gratificante de nuestra vida.
Eso no significa que se proponga restar categoría a las demás relaciones  y actividades que nos ocupan y que consideramos importantes. Todo lo contrario: quiere formar parte de ellas.
Pretende facilitarnos la vida cotidiana, dar un nuevo sentido a nuestras vivencias, y además disfrutar de ellas al lado nuestro.
En resumidas cuentas, quiere realzar nuestras existencia y añadir toda una nueva dimensión a cuanto hacemos por medio de Su amorosa presencia.

Pero, ¿como se entabla una relación fluida con el Padre Celestial, sobre todo cuando uno se considera insuficiente y poco espiritual?

¿Como se establece esa conexión?

Muy sencillo:

Por medio de Su hijo, Jesús.

Ninguno de nosotros es capaz de concebir lo grande y maravilloso que es Dios. El y Su Espíritu transcienden el universo. Hasta tal punto sobrepasa nuestra comprensión que tuvo que enviar a un Ser capaz de ejemplificarnos Su amor. Alguien con quien  pudiéramos identificarnos. Alguien que pusiera a Dios a las alturas de nuestro limitado entendimiento humano. Por eso nos dio a su Hijo Jesús.

La Oración es comunicación

Al igual que sucede con toda amistad, tu relación con Jesús se verá fortalecida si te comunicas con Él francamente y con frecuencia.  En realidad, esa es la esencia de la oración: comunicarse de corazón a corazón con el Señor.

Puedes orar en cualquier parte, en cualquier momento. Da lo mismo que estés sentado o de pie. No es necesario estar en un templo ni en ningún lugar en particular. La oración establece un vínculo entre el Señor y tú, te encuentres donde te encuentres.

Jesús está a tu disposición. Basta una oración para acceder a Él, Se complace en prestarte oído y te dará una mano siempre que lo necesites.  Él se interesa sinceramente por ti. Le encanta escucharte y responder tus inquietudes.

Claro que la Oración es mas que eso.

Jesús también quiere comunicarse contigo, hablarte. Quiere dirigirte palabras de amor y de ánimo. Desea ayudarte a resolver tus problemas. Tiene en Su haber todas las soluciones y respuestas, pero para poder revelártelas es preciso que lo escuches. Por eso es necesario que aprendas a reconocer Su voz cuando te hable al alma y te ponga pensamientos en la cabeza.

Beneficios que nos reporta la oración.

Pasar tiempo con El Señor rinde tantos beneficios que no podemos prescindir de ello. El puede ayudarnos a resolver nuestros problemas, responder a nuestros interrogantes, aliviar nuestras penas, consolarnos en nuestra desazón, proporcionarnos alegría, acercarnos al Cielo y muchísimo más.

¡La oración altera las circunstancias! Es uno de los medios de los que se vale Dios para satisfacer las necesidades y deseos de Sus hijos, siempre y cuando sea beneficioso para ellos y para los demás. «Todo lo que pidáis en oración, creyendo, lo recibiréis.»   Mateo 21:22

Cuando nuestro espíritu flaquea y se nos turban los pensamientos, la oración nos proporciona descanso  y nos renueva.
«Venid a Mí todos los que estáis trabajados y cargados, y Yo os haré descansar. Llevad Mi yugo sobre vosotros y aprended de Mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallareis descanso para vuestras almas: porque Mi yugo es fácil y ligera Mi carga.»
Mateo 11:28-30

Jesús nos guía por el laberinto de la vida. Nos indica que hacer en situaciones de apuro y cuando nos enfrentamos a situaciones difíciles. Ha prometido darnos instrucciones, aclararnos los pensamientos y guiar nuestros pasos.

«Reconócelo en todos tus caminos, y El enderezará tus veredas.» «Tus oídos oirán a tus espadas palabra que diga: ‘Este es el camino, andad por él; y no echéis a la mano derecha, ni tampoco torzáis a la mano izquierda’ ».
Proverbios 3:6,  Isaías 30:21

El beneficio de nuestras oraciones en los demás

La oración puede contribuir a mejorar significativamente la vida de otras personas. Orar no es lo mínimo que se puede hacer por alguien, sino lo máximo. Nuestras oraciones mueven el corazón y la mano de Dios para que intervenga en favor de las personas por las que pedimos.

Por medio de nuestras oraciones, otras personas pueden obtener los mismos beneficios que obtenemos nosotros cuando oramos: consuelo, protección, alivio de la ansiedad y del temor, curación, provisión material y muchos otros.

Pensamientos acerca de la Oración

La oración construye los canales que van desde el ilimitado depósito de abastecimiento de Dios hacia los estanquitos de nuestras vidas.

Tienes que aprender a entablar contacto personal con el poder de Dios para dejar que El te de alegría, salud y felicidad.

La oración no tiene nada que ver con la posición del cuerpo,  todo depende de la posición del corazón.

Dedica tiempo para escuchar a Dios y El dedicará tiempo  para solucionar tu problema.

Si estas acostumbrado a orar en privado, no te resultará difícil orar en público.

No es la cantidad de tus oraciones lo que cuenta,  sino la calidad.

 «Si permanecéis en Mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid todo lo que queréis y os será hecho.»
 Juan 15:7

Tú puedes experimentar ese poder milagroso que obra en tu vida cuando Dios te da soluciones a tus problemas, valor y fuerza para enfrentar la adversidad, al igual que paz mental, curación, perdón, amor y ánimo.