Un grupo de jóvenes amigos de la iglesia local se acerca al ministro que pasaba por la vereda y le hablan de su inquietud:

– Estamos convencidos de que nuestra vida tiene sentido desde el llamado que Dios nos dio para servirle, pero en mala fecha nos la propone, porque estamos en Junio y ya sabes que empiezan los exámenes.
El ministro pensó un segundo y después de un breve silencio les contó una pequeña historia:

– En una pequeña aldea de leñadores había un árbol recio, grande y fuerte. Todo el mundo decía que la calidad de su madera era inmejorable.

Lo habían preparado durante años para que alcanzara una cierta envergadura. Pronto sacarían de él gran cantidad de madera, que exportarían a otros lugares durante largo tiempo.

Este árbol de excelente calidad iba a ser la fuente de la prosperidad de la aldea durante años.

Un día de tormenta un rayo alcanzó al recio árbol, partiéndolo en dos.

El impacto hizo saltar una chispa y la madera comenzó rápidamente a arder, consumiéndose en un instante.

Sin embargo, el viejo árbol que había al lado, al cual el pueblo estaba dejando morir -pues la madera no era de calidad- resistió a las llamas sin dificultad”

-¿Cuál creéis que era el árbol de mejor calidad?– pregunto el anciano.

Los jóvenes contestaron inmediatamente:
– El que no se quemó.

El ministro añadió:
– En verdad, en verdad os digo que se sabe de qué madera está hecho uno cuando el fuego está cerca.- y prosiguió su camino

Josué 1:9
Mira que te mando que te esfuerces, y seas valiente; no temas ni desmayes, porque yo el SEÑOR tu Dios soy contigo en donde quiera que fueres.