La reflexión sobre la felicidad que alguien se inspiró a escribir, no deja de llevarnos a meditar sobre la simplicidad de lo que esta puede realmente ser.  Solemos pensar que para ser felices necesitamos que todas las cosas nos salgan bien o que no tengamos problemas con nadie más.

Pero la verdad es otra muy distinta.  Podemos ser felices aún cuando las circunstancias no sean las mejores porque, a final de cuentas, la felicidad es un estado o condición del alma que se reconoce bendecida por Dios y demuestra su contentamiento.  ¿Y qué de ustedes?  ¿Se atreverán a seguir el consejo del pensamiento de hoy?