“El ser fructífero es el efecto de la bendición de Dios y debe siempre estar adscrita a esto.  Así como la multiplicación de los peces, la multiplicación en nuestra vida es todavía el fruto de su bendición.  Cuando veamos que nuestra vida da fruto, démosle a Él la Gloria por el beneficio de su bendición”. Serafín Contreras G.  Corintios 1:10.