Vivimos en tiempos en que muchos buscan su propio bienestar olvidándose de aquellos que sufren y no tienen esperanza.
“Por la maldad de muchos la caridad se enfriará” Pero ¿qué dice la Biblia acerca del amor al prójimo? Lucas: 10 25-37.
Un hombre descendía de Jerusalén a Jericó, y cayó en manos de ladrones, los cuales le despojaron; e hiriéndole, se fueron, dejándole medio muerto.
Aconteció que descendió un sacerdote por aquel camino, y viéndole, pasó de largo. Asimismo un levita, llegando cerca de aquel lugar, y viéndole, pasó de largo. Pero un samaritano, que iba de camino, vino cerca de él, y viéndole, fue movido a misericordia; y acercándose, vendó sus heridas, echándoles aceite y vino; y poniéndole en su cabalgadura, lo llevó al mesón, y cuidó de él. Otro día al partir, sacó dos denarios, y los dio al mesonero, y le dijo: Cuídamele; y todo lo que gastes de más, yo te lo pagaré cuando regrese.
El amor al prójimo es una exigencia divina.
Hay mucha gente que va por el camino de la vida; Gente herida, golpeados, desnudos, medio muertos, infelices, desesperados, solos. Gente feliz, que conoce a Dios, que tiene comodidades, posición, posesiones, etc. Gente que no nos ama, que nos tiene envidia, rechazo, nos abusan; Gente que nos ama.
Cómo estamos actuando en tales circunstancias? Qué posición tomamos, la del Sacerdote, la del Levita o la del Samaritano?
Necesitamos acercarnos, ver, y actuar con misericordia.
Nunca se aparten de ti la misericordia y la verdad; Átalas a tu cuello,
Escríbelas en La tabla de tu corazón; Y hallarás gracia y buena opinión Ante
los ojos de Dios y de los hombres.
Dios exige de sus hijos lo que Jesús le dijo al intérprete de la ley: Ve, y haz
tú lo mismo. AMARÁS A TU PRÓJIMO COMO A TI MISMO.
Reconociendo quien es mi prójimo, y qué pide Dios, no queda otra alternativa sino obedecer. El Espíritu del Señor está sobre nosotros y nos ha enviado a vendar a los heridos y quebrantados de corazón.
Dios te bendiga,
Tu hermana y amiga,
Alva Vargas de Contreras
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