“Por lo tanto, si lo que como hace que otro creyente peque, nunca más comeré carne mientras viva, porque no quiero hacer que otro creyente tropiece.”

1 Corintios 8.13

Ojalá me importaran mas los demás que a mi mismo. La realidad es que regularmente me intereso mas por mis derechos, libertades y deseos que por afectar negativamente a otros con mis acciones. Sentimos que porque tenemos el derecho, esta bien el hacer lo que ese derecho nos permite sin importar quien sale herido.

Este versículo saca a relucir un gran punto. Hay algunas cosas que en general está bien que hagamos libremente, como el beber alcohol o comer, pero no están bien para que otros lo hagan libremente. A causa de esto debemos ser sensibles a estas cosas y los demás.

Tengo un amigo alcohólico, y porque él tiene un problema con el alcohol, yo no debería sentir que mi derecho de beber reemplaza su necesidad de mantenerse sobrio. Yo no debería beber frente a él. Como un adicto sexual en recuperación me molesta y me parece desconsiderado cuando la gente cercana a mi hace bromas sexuales o tienen conversaciones explícitamente sexuales. Me parece insensible y fuera de lugar. El problema es que la mayoría de nosotros no somos sensibles o considerados de los demás. No los escuchamos lo suficiente como para saber qué esta sucediendo en sus vidas. No sabemos sus luchas ni sus faltas. Les dejamos saber que nos importan lo suficiente como para que nos cuenten, pero no sabemos como ser sensibles. Entonces en nuestra ignorancia ni sabemos que estamos contribuyendo a las dificultades de los demás.

Hoy, escucha mas de lo que hablas, sé sensible a las vidas de los demás y ayúdales en vez de bloquear su camino. Nunca podremos conocer a la gente si no nos callamos y les dejamos hablar. Nunca les podremos ayudar si nuestros derechos vienen antes del bienestar de los demás.

 

Robert & Rebecca Vander Meer

La Arboleda.net & Ezekielsgrove.com