“Entonces Jesús explicó: «Les digo la verdad, el Hijo no puede hacer nada por su propia cuenta, sólo hace lo que ve que el Padre hace. Todo lo que hace el Padre, también lo hace el Hijo,”
Juan 5.19

 Esta es una gran verdad sobre Jesús. Si quieres ver cómo Dios es, si te preguntas cómo es el padre, lo único que debes hacer es ver al hijo. Todo lo que Jesús hizo, lo hizo como resultado de su carácter divino.

Si quieres ver la opinión de Dios sobre los pobres, mira lo que hizo Jesús. Si quieres ver la opinión de Dios sobre el pecado, mira lo que hizo Jesús. Si quieres ver la opinión de Dios sobre el enojo, mira la manera en que vivió Jesús.

Jesús nos mostró cómo vivir al hacerlo de acuerdo a la naturaleza del Padre. El hijo simplemente imitó al Padre. Por suerte, Jesús tenía un buen Papá. Desafortunadamente, ese no es el caso para todos.

Hay varias razones por las cuales los niños terminan actuando como sus padres. El comportamiento y personalidad resultantes son una mezcla de genética, ambiente y entrenamiento. Por supuesto, Jesús hizo lo que vio a su Padre hacer, porque El y el Padre son uno. Fue así como aprendió a vivir.

Pero cómo aprendemos nosotros a vivir?

Un pequeño observa a su padre, la manera en que actúa, la manera en que ama, la manera en que maneja el estrés y lo usa como el ejemplo a seguir o modelo a imitar. Si no hay un padre presente, entonces imitará a cualquier figura paterna que encuentre.

Todos imitamos y aprendemos de nuestras figuras paternas y esta es una influencia muy importante en nuestro aprendizaje sobre cómo vivir.

El problema, es que mucha gente no tiene una figura paterna saludable. Muchos no tienen un padre que les ha enseñado intencionalmente la manera correcta de vivir. Muchos padres que viven o vivieron en un estado de crisis, siempre reaccionando al próximo posible desastre. Muchos padres fueron violentos y humillantes. Desafortunadamente aun así, mucha de esta gente tiene la tendencia de imitar lo que vieron que su padre hizo/ hacía.

A fin de cuentas, ninguno de nosotros tiene un padre perfecto, ni siquiera aquel padre amoroso, fiel y presente, es perfecto. A raíz de esto, todos tenemos cosas que hacemos o pesamos, las cuales son consecuencia de sus imperfecciones. Esto no les hace necesariamente malos, sino humanos.

Sin embargo, la mayoría del tiempo hay cosas o imperfecciones que debemos tratar en nuestra propia vida para no reproducirlas en nosotros ni en nuestros hijos.

Puede que no seas el mejor padre como ejemplo. Tu padre puede que no estuvo presente en tu vida. Pero sí tienes a un Padre celestial que siempre esta ahí, siempre fiel, siempre escucha y es completamente capaz.

Hoy, si quieres saber cómo vivir, simplemente mira a Jesús. Si quieres saber cómo navegar en la vida, mira al corazón del Padre y El te mostrará como vivir. Puedes escoger a quien imitar. Puedes escoger a quien parecerte.

 

Robert & Rebecca Vander Meer