¿Tenemos un amigo así? ¿Alguien con quien podemos hablar cuando necesitamos ayuda?
Hay uno que está a nuestro alcance. Se llama Jesucristo.

Él desea ser el amigo  de quienes lo busquemos. Sólo tenemos que decir: «Señor, te necesito. Por favor, ayúdame.»

Hagámoslo hoy. Él sólo espera que lo llamemos.