¿Puede en verdad una persona marcar una diferencia en el mundo hoy en día?
Cierto neoyorquino pensó que sí. Decidió ser halagador con todas las personas con las que se encontrara cada día. Un amigo le preguntó: ¿Incluso halaga a los taxistas?. Y el hombre respondió: ¡Por supuesto! Si soy halagador con un taxista, él podría llegar a serlo con los siguientes veinte pasajeros, como mínimo. Y si estos a su vez son amables con los vendedores, los camareros y con sus propias familias, ese único gesto de buena voluntad podría influir al menos a ¡mil personas!
En el caso de que solo tres de las personas con las que tengo contacto hoy tengan un mejor día debido a lo que yo les digo, puede estar influyendo en forma indirecta la actitud de 3.000 personas. Si luganos de esos con quienes converso son maestros o gente que a su vez tiene contacto con un número de personas mayor a lo común… mi buena actitud podría afectar a ¡más de 10.000 personas! Ninguna otra cosa que yo pueda hacer hoy tendrá tal impacto.
Transmita hoy mismo algo de lo que tiene. Si no tiene otra cosa que su sonrisa, su buena voluntad y su alegría… ¡transmítalas! Usted puede marcar una diferencia.
Una vida que no se usa, está muerta antes de tiempo.
Eclesiastés 4:5
El necio se cruza de manos,
y devora su propia carne.
a veces no regalamos una sonrisa si no un regaño o una mirada entre cortada
gracias por las reflexiones enviadas para mi es de mucha bendicion
dios le bendiga grandemente su ministerio