La actitud lo cambia todo

En la vida cristiana, no basta con hacer el bien; es esencial hacerlo con la actitud correcta. La motivación detrás de nuestras acciones determina su valor eterno. Como dice Hebreos 6:10:

“Porque Dios no es injusto para olvidar vuestra obra y el trabajo de amor que habéis mostrado hacia su nombre, habiendo servido a los santos y sirviéndoles aún.”

Este versículo nos recuerda que Dios valora no solo nuestras acciones, sino también el amor y la intención con que las realizamos.


¿Por qué importa tanto la actitud?

Nuestra actitud refleja nuestro corazón. Podemos estar ocupados en muchas actividades, pero si lo hacemos por obligación o para buscar reconocimiento personal, perdemos el propósito divino. Dios busca corazones dispuestos que actúen por amor y servicio genuino.


Tres enfoques para una actitud transformadora

1. Amor como motivación principal

El amor debe ser la fuerza que impulsa nuestras acciones. Cuando servimos por amor a Dios y a los demás, nuestras obras adquieren un valor eterno.

2. Enfocarse en el nombre de Dios

Nuestras acciones deben glorificar a Dios, no a nosotros mismos. Como dice Colosenses 3:17:

“Y todo lo que hacéis, sea de palabra o de hecho, hacedlo todo en el nombre del Señor Jesús.”

3. Servicio continuo a los demás

El servicio no es un evento único, sino un estilo de vida. Servir a los demás constantemente refleja el amor de Dios en acción.


Evita el activismo sin propósito

Es fácil caer en la trampa de hacer cosas por rutina o por cumplir. Sin embargo, el activismo sin una motivación correcta puede llevar al agotamiento y la insatisfacción. Es crucial revisar nuestras intenciones y asegurarnos de que nuestras acciones estén alineadas con el amor y el servicio.


Dios no olvida tu trabajo

Aunque las personas puedan pasar por alto tus esfuerzos, Dios siempre los reconoce. Él valora cada acto de amor y servicio realizado con una actitud correcta. Esta certeza nos da esperanza y nos motiva a continuar sirviendo con alegría.


Testimonio personal: Aprendiendo a servir con humildad

Hace años, después de completar mis estudios bíblicos, esperaba ser asignado como pastor. Sin embargo, me ofrecieron la tarea de limpiar la iglesia. Al principio, me sentí desanimado y orgulloso. Pero con el tiempo, comprendí que servir en cualquier capacidad es valioso si se hace con amor y humildad. Esa experiencia transformó mi perspectiva y fortaleció mi carácter para futuros desafíos ministeriales.


Aplicando estos principios en tu vida

Para cultivar una actitud correcta en tu trabajo y servicio:

  • Ora diariamente pidiendo a Dios que purifique tus motivaciones.
  • Reflexiona sobre tus acciones y asegúrate de que estén centradas en el amor y el servicio.
  • Busca oportunidades para servir a los demás, incluso en tareas pequeñas o no reconocidas.
  • Evita el orgullo y recuerda que cada tarea, por humilde que sea, tiene valor ante Dios.
  • Mantén una actitud de gratitud, reconociendo que todo lo que haces es por y para Dios.

Conclusión: Tu actitud tiene un impacto eterno

La forma en que abordas tu trabajo y servicio diario tiene repercusiones más allá de lo inmediato. Una actitud basada en el amor, la humildad y el deseo de glorificar a Dios transforma acciones ordinarias en ofrendas extraordinarias. Recuerda que Dios observa no solo lo que haces, sino cómo y por qué lo haces.


¿Y tú, cómo es tu actitud hoy?

Te invito a reflexionar: ¿Estás sirviendo con amor y humildad, buscando glorificar a Dios en cada acción? Comparte tus pensamientos y experiencias en los comentarios. Juntos, podemos animarnos a mantener una actitud que honre a Dios y bendiga a los demás.

Escuche el mensaje del Dr. Serafín Contreras Galeano aquí: