¿Por qué “la vida es tan corta”?

Decimos constantemente que “la vida es tan corta”, pero ¿realmente lo entendemos? Este poderoso testimonio basado en la historia de Tommy te hará reflexionar profundamente sobre cómo estás viviendo, a quién estás amando y si estás dejando espacio para lo divino en tu vida cotidiana.


La historia de Tommy: del escepticismo al encuentro

Un estudiante ateo lleno de dudas

Tommy era un joven brillante, pero también escéptico. En su clase universitaria de Teología, se destacó por ser “el ateo oficial”. Desafiaba a su profesor y cuestionaba todo. Al final del curso, con algo de sarcasmo, le preguntó:

“¿Cree usted que alguna vez encontraré a Dios?”

La respuesta del profesor fue inesperada:

“No… pero estoy absolutamente seguro de que Él te encontrará a ti.”

Aquella frase lo dejó pensando… aunque en ese momento, no lo reconoció.


El diagnóstico: cuando todo cambia

Unos meses después, Tommy fue diagnosticado con cáncer terminal. La noticia lo obligó a confrontar las preguntas más profundas de la vida. Intentó buscar respuestas, rezó, lloró… pero no sintió nada. La fe parecía tan lejana como antes.

El silencio que grita

A medida que el cáncer avanzaba, también lo hacía su desesperación. Se sintió abandonado, vacío. Pero en esa oscuridad comenzó a preguntarse si no era él mismo quien estaba cerrando las puertas. Fue entonces cuando recordó otra lección del profesor:

“La mayor tragedia es pasar por la vida sin amar, y peor aún, sin decir a los que amamos que los amamos.”


El despertar: amar sin reservas

Tommy decidió actuar. A pesar de su dolor físico, buscó a su padre, con quien había tenido una relación distante. Lo abrazó y le dijo con sinceridad:

“Papá… te amo. Siempre te he amado.”

Llamó a sus hermanos, a su madre, a sus amigos. Les habló con el alma, con un amor que antes no sabía expresar. Y fue en ese abrir su corazón cuando sintió, por fin, que algo más grande lo abrazaba.

“Dios no me encontró con luces ni truenos… me encontró en el amor que yo mismo decidí dar.”


Lecciones para una vida corta… pero con sentido

Aquí tienes tres enseñanzas poderosas que puedes aplicar hoy:

  1. Deja de buscar con ansiedad. A veces, dejar de buscar es lo que permite ser encontrado.
  2. Di lo que sientes ahora. No esperes una enfermedad o una pérdida para decir “te amo”.
  3. El amor es la mejor teología. Dios es amor, y quien ama, ya camina en Su dirección.

¿Qué puedes hacer tú hoy?

La historia de Tommy no es única. Todos tenemos heridas, distancias emocionales y palabras que nunca dijimos. No esperes el momento perfecto. La vida es tan corta que lo único verdaderamente urgente… es amar.


Ideas prácticas para aplicar esta reflexión

  • Haz una lista de personas importantes en tu vida y llámalas o escríbeles.
  • Dile “te amo” o “gracias” a alguien que hace mucho no escuchaba esas palabras.
  • Dedica 5 minutos al día para agradecer lo bueno que tienes.
  • Pide perdón si es necesario. El orgullo no vale más que una relación restaurada.
  • Tómate un café con tu madre, tu abuelo o ese amigo que extrañas. El tiempo no se recupera.

Una historia personal

Hace un tiempo, guardaba silencio con mi hermana por una discusión tonta. Después de escuchar una historia como la de Tommy, tomé el teléfono y le dije: “Te extraño. Perdón. Te amo.” Lo que siguió fue un abrazo largo y sincero que rompió años de frialdad. Desde entonces, no dejamos pasar un día sin hablarnos.


Reflexión final

La vida es tan corta… y sin embargo, tan suficiente si eliges vivirla amando. Dios no siempre llega en un sermón o en un milagro espectacular. A veces llega en una simple frase, en una reconciliación, en un “te amo” tardío… pero sincero.


¿A quién necesitas llamar hoy? ¿Qué palabras no has dicho? Tienes la oportunidad de hacerlas realidad ahora. ¿Te atreves?