En 1692, la Universidad de Harvard adoptó el lema de Veritas Christo et Ecclesiae, que quiere decir “Verdad por Cristo y la Iglesia”. Su emblema mostraba tres libros, uno de ellos boca abajo, para simbolizar la limitación del conocimiento humano. Pero en décadas recientes, ese libro ha sido puesto boca arriba para representar la capacidad ilimitada de la mente humana. Y el lema ha sido cambiado a Veritas: “Verdad.”

La búsqueda del conocimiento es digna de alabar, y sin embargo, puede llevar rápidamente al orgullo y la negativa a reconocer cualquier límite de nuestras capacidades mentales. Cuando eso sucede, la verdad bíblica se ignora o se rechaza.

¿Cuál, entonces, es la verdad de la verdad? Un rey sabio escribió hace siglos: “El temor del Señor es el principio de la sabiduría” (Proverbios 1:7). Debemos reconocer la relación que existe entre Dios y la verdad. Sin la ayuda del Espíritu Santo y la instrucción de la Palabra de Dios, los hombres estarán “siempre aprendiendo, pero . . . nunca pueden llegar al pleno conocimiento de la verdad” (2 Timoteo 3:7). Sin embargo, cuando reconocemos y obedecemos su verdad somos liberados de la ignorancia espiritual y del error (Juan 8:32; 17:17).

Es por eso que debemos ser diligentes en nuestro estudio de la Biblia (2 Timoteo 2:15). Es el único libro que nos dice la verdad de la verdad.