Señor Jesús: Tu viviste en una familia feliz.

Haz de esta casa una morada de tu presencia, un hogar cálido y dichoso.

Venga la tranquilidad a todos sus miembros, la serenidad a nuestros nervios, el control a nuestras lenguas…

Que los hijos sean y se sientan amados
y se alejen de ellos para siempre
la ingratitud y el egoísmo.

Inunda, Señor, el corazón de los padres
de paciencia y comprensión,
y de una generosidad sin límites.

Extiende, Señor Dios, un toldo de amor
para cobijar y refrescar, calentar y madurar
a todos los hijos de la casa.

Danos el pan de cada día,
y aleja de nuestra casa
el afán de exhibir, brillar y aparecer;
líbranos de las vanidades mundanas
y de las ambiciones que inquietan
y roban la paz.

Que la alegría brille en los ojos,
la confianza abra todas las puertas,
la dicha resplandezca como un sol;
sea la paz la reina de este hogar
y la unidad su sólido entramado.

Te lo pedimos a Ti señor,
que fuiste un hijo feliz
en el hogar de Nazaret
junto a José y a María.

En el nombre de Cristo Jesús

Amén