Un anciano león, incapaz ya de obtener por su propia fuerza la comida,
decidió hacerlo usando la astucia.  Para ello se dirigió a una cueva y se
tendió en el suelo, gimiendo y fingiendo que estaba enfermo.  De este modo,
cuando los otros animales pasaban para visitarle, los atrapaba inmediatamente
para su comida.

Habían llegado y perecido ya bastantes animales, cuando la zorra, adivinando
cuál era su ardid, se presentó también, y deteniéndose a prudente
distancia
de la caverna, preguntó al león cómo le iba con su salud.

“Claro que hubiera entrado”, le dijo la zorra, “si no viera que todas las
huellas entran, pero no hay ninguna que llegara a salir”.

Siempre advierte a tiempo los indicios del peligro, y así evitarás que te
dañe.

Fábula de Esopo
Fuente: www.edyd.com

Queridos Hermanos:

La fábula de hoy pareciera corroborar que a muchos de nosotros nos gusta jugar
con el peligro… tal vez nos entusiasme el torrente de adrenalina por nuestro
sistema cardiovascular.  Pero lo cierto es que la razón por la que el Señor
nos advierte del peligro (y siempre lo hace) es para que sepamos hacer los
ajustes correspondientes.  Lo maravilloso es que no sólo tenemos que
aprender
de nuestros errores (lo que requeriría que malgastásemos nuestras vidas sin
contribuir gran cosa a la colectividad) sino que podemos aprender de los demás,
en especial de los que nos precedieron.  ¿Y qué mejor enseñanza que las que
nos legaron los personajes de la Biblia, en especial en su relación con Dios?
Adelante y que el Señor les bendiga.

Raúl