Muchas veces en nuestras vidas nos sentimos como si fuéramos inservibles.
Pero no importa lo que haya ocurrido o lo que ocurrirá, nunca perderemos valor ante los ojos de Dios.
“Pisoteados, arrugados, o impecablemente planchados, somos apreciables para Él.”
El valor de nuestras vidas no se establece por lo que hacemos ni por a quién conocemos sino por los que SOMOS.
Mateo 6:26 Mirad las aves del cielo, que no siembran, ni siegan, ni recogen en graneros, y sin embargo, vuestro Padre celestial las alimenta. ¿No sois vosotros de mucho más valor que ellas?