Recientemente regresé de presentar un taller en Cincinnati y al detenerme junto a la caseta de pago del estacionamiento del aeropuerto, le entregué mi boleto, me dio una gran sonrisa y dijo: “¡Hola! su cuenta es de $30.50”.

“¿$30.50?” repetí incrédulo.  “Sólo estuve aquí por 24 horas.  ¡Sólo quiero pagar por estacionarme… no comprar el lugar!”  Se rió y dijo: “Sí, son $30.50 por estacionamiento de 24 horas.  Así que, ¿cómo fue su viaje?  ¿Tuvo un buen tiempo?”

Todavía estaba asombrado con el precio pero él estaba siendo tan cordial que toda tentación de frustrarme comenzó a disiparse.  Conversé un poco con él sobre mi viaje, le pregunté por su día y pagué mi cuenta sintiéndome mucho mejor de lo que me hubiese sentido si él no hubiera sido tan amigable.

Ahora, algunos pudieran decir que este caballero tenía derecho a estar infeliz y amargado ya que, después de todo, su empleo no es el mejor.  Tiene que tratar con gente grosera que resiente pagar $30.50 por estacionarse 24 horas, tiene que laborar en un espacio cerrado sin mucha oportunidad de estirarse ó recibir estimulación visual, y probablemente no gana mucho dinero.  Sin embargo, él agregaba valor incondicionalmente sin una retribución obvia ni inmediata por hacerlo.

Lo que él entendía y que yo intento hacer a otros entender es que, entre más valor ofrecemos incondicionalmente, más abundancia disfrutaremos.  Dar por interés crea sentimiento de temor (¿y qué si no recibo nada por lo que doy?) y escasez (no tengo suficiente para justificar dar a los demás sin un claro beneficio para mí); dar incondicionalmente crea la sensación de abundancia.

La gente que se siente rica y bendecida y que agregan valor a sus empleos sin importar su paga, le dejan saber al mundo que están listos para recibir aún más riqueza.  Pudieran recibir un aumento ó un regalo inesperado, ó pudieran atraer la atención de alguien que quiera contratarlos para un mejor empleo.  Al alejarme del estacionamiento, pensé cuánto valor y entusiasmo traía ese caballero a su trabajo si puede tratar con clientes molestos todo el día y, para temprano en la noche, todavía tener gozo que compartir con otros.  ¡Pensé que me gustaría emplear a ese tipo!

No me sorprendería si obtiene una promoción, un aumento o una mejor posición en algún otro lado y, me imagino que lleva una vida rica y abundante fuera del empleo.

Cuando agregamos valor incondicionalmente, lo recibiremos de vuelta y entre más demos, más valor y abundancia recibiremos.  La gente que ofrece el mínimo en su empleo, siempre apurados a salir exactamente a las 5 p.m. y nunca mostrando iniciativa alguna, pierde la oportunidad de crear abundancia ó valor y cosechar los beneficios.

Hay muchas maneras de agregar valor.  Mi esposo, mi hijo y yo vivimos junto a un campo de golf.  Al finalizar la semana, Michel recoge todas las Pelotas en nuestro patio, las pone en cajas de huevos y las vende a los golfistas a una fracción del costo de las nuevas.  Cuando se acerca a un potencial cliente, le da una pelota gratis.  Sea que decidan comprarle una docena ó no, esa pelota es suya.  Los golfistas se sienten positivos acerca de él y más inspirados a comprarle una caja, si no ese día, algún día en el futuro.

Podemos agregar valor a través de ideas creativas, sugerencias sobre cómo hacer que su empresa labore más eficientemente, con entusiasmo que inspire a otros, con trabajo duro, diligencia y atención a los detalles y yendo la milla extra en una crisis.

Si está pensando hallar un empleo diferente ó ha estado considerando hacer un cambio por mucho tiempo pero se siente paralizado e inseguro de qué hacer, comience por crear sentimientos positivos para que pueda acceder a su pasión y creatividad.  Tendrá claridad sobre lo que necesita hacer y evitará cometer el tipo de errores que incurrimos cuando operamos desde sentimientos negativos tales como el temor y la escasez.

No saltaremos de un empleo poco gratificante a otro; en vez de eso, hallaremos nuevas oportunidades que se nos abren en respuesta a los sentimientos de abundancia, entusiasmo y valor que hemos creado.  Reconoceremos nuestro propósito beneficioso, lo valoraremos y atraeremos más recursos y riqueza al darlo incondicionalmente, permitiendo a nuestra abundancia fluir hacia el mundo y abriéndonos a recibir.

Peggy McColl
Fuente: www.AsAManThinketh.net

La reflexión de hoy nos anima a agregar valor en todo lo que hacemos, ya sea en el empleo, en la comunidad y aún en nuestra familia, a través de nuestras actitudes y acciones.  Resulta increíble cuánto podemos impactar no sólo en el ambiente que nos rodea sino también en las personas con las que entramos en contacto diariamente… sea que el contacto largo o corto.

Creo que si estamos buscando superarnos y progresar en nuestro empleo o negocio, esta reflexión nos da una pauta a seguir que no sólo resultará provechosa sino que nos alineará más aún con los principios de vida y testimonio que Dios tiene para nosotros.  Adelante y que Dios les continúe bendiciendo.

Raúl Irigoyén
El Pensamiento Del Capellán