MisiónCrecimiento Personal: Cambiamos La Misión Por La Visión

El mundo de los libros donde me muevo es fascinante.

Es mi pasión desde que era chico. Mis padres me inculcaron el apreciar un libro, el valor que tienen las ideas de otras personas, ideas plasmadas en tinta y papel.

¿Cómo pasamos las ideas, filosofía de vida, enseñanzas, cultura, conocimiento, memoria histórica y un sinnúmero de datos valiosos a la próxima generación? A través de los libros.

Hay una gran preocupación por parte de aquellos que los publicamos que estos lleguen a leerse y releerse. Tengo un enorme interés que los libros que “damos a luz” en nuestras editoriales lleguen a todos los rincones de nuestros continentes a todos los hispano leyentes.

La preocupación es que menos personas están leyendo. Nuestros hijos leen menos. No tienen interés por la lectura. Esa es la tónica por donde quiera que vaya. Estos comentarios vienen de todos los sectores; desde las conversaciones con amigos, con padres preocupados, educadores y maestros, libreros, pastores, etc. ¿Cómo crear una cultura de lectura en un mundo donde los videojuegos, la tele y todo tipo de dispositivos electrónicos son una competencia formidable?

¿Quién tiene la culpa de esto? No es hora de señalar con el dedo; es hora de buscar soluciones. Este es un problema complejo y a decir verdad no se vislumbra una solución rápida en el futuro cercano.

Hablamos de crear lectores en los niños cuando son pequeños para que cuando sean mayores sean amantes de los libros y de la buena literatura pero no vemos un esfuerzo concienzudo por parte de nuestros gobiernos, ni los sistemas educativos, ni de asociaciones de padres, ni de padres por si solos, ni en nuestras iglesias ni grupos de estudio. Cada vez hay menos “clubes de lectores”.

Hemos visto que si un famoso de la tele recomienda libros, la gente los compra y los lee, pero esa no debe ser la norma ni la motivación porque no siempre los famosos o celebridades son lectores.

Cada vez más estoy viendo la tendencia de nuestros canales de distribución y venta directa a vender dos cosas que les da retornos instantáneos en sus inversiones de negocio: Biblias y toda una gama de los mal llamados “misceláneos” (anglicismo usado en nuestro medio) que van desde tazas con versículos, pasando por llaveros, figuritas, arcas del pacto, menoras, cuernos, ositos de peluche que dicen “Dios te ama”, aceite de oliva de Israel para ungir, cruces y cuanto “adorno” o “regalo cristiano” se nos pueda ocurrir.

Tan solo tenemos que ver el espacio que poco a poco han ido tomando estos artículos en los espacios de ventas en las “librerías”. ¿Dije librerías? Pero un momento, la raíz de la palabra librería es…¡adivinaron!: ¡¡LIBRO!! Eso es, libros. Nuestras expos comenzaron con libros y ahora los libros ocupan un porcentaje en tiempo y espacio. Esto es un tanto patético.

Me pregunto, ¿Podremos transmitir “el oráculo de Dios”, las enseñanzas y modo de vida cristianos por medio de tazas con versículos y adornos con promesas bíblicas?

Muchos me dirán: bueno es que es oferta y demanda. Además nos ayuda en el “bottom line” o la ganancia neta…y si no lo ofrecemos irán a otra tienda o sitio secular, por eso preferimos y nos interesa venderlo.

Todo esto es válido y comprendo bien la razón: es económica. Los alquileres están muy altos, los gastos de llevar un negocio adelante se han disparado por las nubes, aparte hay temporadas bajas y hay que aprovechar recuperando con las temporadas altas, etc.

¿Qué paso con la “misión” original de llegar con los libros a la comunidad donde estás para que conozcan la verdad y sean edificados? (o misiones muy similares) ¿La “visión” cambió porque el futuro se ve difícil si no te diversificas ofreciendo otras cosas más?

Creo que tenemos que revisar nuestras misiones colectivas para que nuestra visión no se opaque.
Como dije, todos estos artículos son válidos como lo es armar una mini-cafetería para ofrecer un ambiente agradable al consumidor pero todo debe apuntar al libro. Creo que el libro debe seguir siendo rey en la librería.

La Biblia es la número uno en ventas y eso nos alegra porque queremos que “la Palabra corra” sin duda, pero no podemos y no debemos descuidar “el libro”. Esto debe ser intencional y programado.

Es el colmo saber, como lo oí en una reunión de libreros en un país amigo, de una hermana que se puso de pie confesando que siendo dueña de una librería cristiana no leía ningún libro al año. En algún lugar de su “peregrinaje literario” perdió su norte. Quiero creer que después rectificó y mejoró su porcentaje de libros leídos anualmente.

¿Cómo nos atañe esto a todos nosotros que estamos involucrados en el negocio de vender libros para que la gente los lea? Pues mucho.
Necesitamos crear lectores; personas de todas las edades que descubran el increíble mundo de los libros como algo fascinante que los transporta que los lleva a otro lugar, que expanden sus conocimientos, que aumenta su imaginación y acelera su poder creativo.

El poder y la influencia de los libros son ilimitados. Las personas más influyentes en el mundo son aquellas que se criaron “devorando” libros. Una de esas personas es el escritor Malcom Gladwell. Estoy leyendo su libro más recién “David and Goliath” (David y Goliat) y no sabía que estaba en primer lugar en el “New York Times bestseller list” (lista de los más vendidos del famoso rotativo). No es un libro religioso, más bien de negocios, pero aprendí algo nuevo acerca de este suceso histórico que registra la Biblia, aun habiendo predicado y enseñado tantas veces de esto.

En una entrevista en el programa “60 Minutes” comentaba al entrevistador que de pequeño no tenían televisión ni estéreo en casa ni tampoco iban al cine y por aburrimiento se puso a leer libros y no paró de leerlos.

Estando en Bogotá hace un año, exactamente el sábado 3 de noviembre del 2012, leía en el diario El Tiempo en la sección de cultura un editorial con el título “Salvar a las bibliotecas” donde dice textualmente “La encuesta de hábitos de lectura señala que en las 13 principales ciudades del país el 59% de los ciudadanos no los lee (los libros), una de las cifras más altas de América Latina. Como efecto de la pérdida de su importancia, cada año desaparecen librerías…Educadores y sociólogos reconocen que sin libros no es posible construir una cultura solvente, ni personal ni social…los libros forman…”. Es por eso que el gobierno colombiano ha habilitado furgonetas que son bibliotecas ambulantes que llegan a lugares donde no hay libros porque no hay librerías ni bibliotecas.

Debo señalar y felicitar, hablando de Colombia, que Centro de Literatura Cristiana de Colombia (CLC) tiene una furgoneta habilitada que hace de librería ambulante y llega a lugares donde no tienen acceso a los libros. Fue durante una gira con los hermanos de CLC que pude ver dicho vehículo que en realidad es “cultura sobre ruedas”.

En otro esfuerzo por promover la lectura hace unos años atrás hubo una campaña que rezaba “Si no leo me aburro” y alguien me comentó que la gente se aburrió de la campaña y se volvieron un poco más burros. ¿Chistoso? En absoluto. Es triste que para muchos leer es aburrido. Para algunos la “Sala de lectura” es el baño; y esto sin comentarios.

La lectura debe ser voluntaria, comprensiva, reposada y crítica. Leí de un comentario irónico que hizo Woody Allen: “He hecho un curso de lectura rápida y he leído ‘Guerra y paz’ en veinte minutos. Habla de Rusia”.

Hace unos años atrás tuve la oportunidad y privilegio de trabajar para una ONG que se dedica a la alfabetización en América Latina. Por un par de años trabaje supervisando un proyecto especial en Centro América donde llegábamos a los lugares más marginados, más pobres y más recónditos. Estuve y conviví con tribus indígenas en Panamá, en cárceles en Honduras, Nicaragua y El Salvador entregándoles los cuadernos y cursos a líderes de “maras” o pandillas para que aprendieran a leer y escribir. Todos, indígenas o presos, tenían algo en común: querían aprender a leer y escribir. Querían superarse.

El analfabetismo era una cárcel que los mantenía en la pobreza e ignorancia.
En muchos casos por la escasez, una vez que aprendían a leer no tenían más libros para leer a su nivel de lectura.

Cuantos “más libros, más libres” dice el dicho.
El libro es como un puente donde el autor camina hacia el lector y este hacia el autor. El libro es un puente de tránsitos donde se cruzan ideas, conceptos, pensamientos, impresiones y tantas cosas más.

I Declaración y definición de “la misión”

Estas son la “declaraciones de misión” de varias empresas, entre ellas, las nuestras del gremio editorial evangélico. Por cierto, oí de un experto en estos temas que dicha declaración debe caber (impresa) en una camiseta para que la gente la recuerde bien:

Editorial Patmos: “Por causa de la Palabra de Dios”

Editorial Portavoz: “Proporcionar productos de calidad –con integridad y excelencia-, desde una perspectiva bíblica y confiable, que animen a las personas a conocer y servir a Jesucristo”

Editorial Unilit: “Glorificar al Señor proveyendo a la iglesia, a las personas de habla hispana, y al mundo los recursos y los medios de comunicación apropiados para entender el evangelio de Jesucristo con claridad y para crecer en sus relaciones con Él y su iglesia.”

Editorial Vida: “Ser la compañía líder en satisfacer las necesidades de las personas con recursos cuyo contenido glorifique al Señor Jesucristo y promueva principios bíblicos”

Editorial Mundo Hispano: “Comunicar el mensaje de Jesucristo y facilitar la formación de discípulos por medios impresos y electrónicos.”

Casa Creación: “Dedicados a inspirar vidas a través de recursos que apasionan y transforman”.

Mi Iglesia Saludable: “Capacita al pueblo dirigido por el Espíritu”.

Peniel: “Ser líderes en el mercado editorial de habla hispana a través del servicio a las necesidades de nuestros clientes proporcionándoles materiales que glorifiquen al Señor Jesucristo y que estén basados en su Palabra”.

B&H Español: “Porque cada palabra cuenta”.

Editorial CLIE: “Proveer textos de investigación y de estudio bíblico a la comunidad cristiana, especialmente en el área académica”.

Tyndale: “Ministrar a las necesidades espirituales de las personas, principalmente a través de literatura consistente con los principios bíblicos”.

Apple: “Diseña…los mejores computadoras PCs del mundo y sus programas (software). Lidera…la revolución de la música digital…con su tienda en línea. Ha reinventado el teléfono móvil…y está definiendo el futuro de los medios móviles y dispositivos computarizados con iPads”

 

Google: “Organizar la información mundial y hacerla universalmente accesible y útil”.
Southwest Airlines: “Ejecutamos con un espíritu de guerrero, con un corazón de siervo, y con una disposición desenfada y cariñosa”. Espero que nuestra misión fomente la lectura y que nuestra visión no se empañe de deseos demasiado grandilocuentes y un apetito insaciable mercantilista.

II Leer más. ¿Cómo hacer que el colectivo lo haga más y seguido?

Quizás no sea mala idea poner mensajes subliminales pagados en los videojuegos, las películas, en Facebook, Twitter y otros medios parecidos que diga “no leer libros produce impotencia…intelectual” o “no leer libros te reduce la capacidad de ver mejor…las cosas” o algo así. ¿Coacción a toda costa?
Recuerdo una película que vi hace muchos años titulada “Fahrenheit 451” (1966) donde los bomberos eran al revés, o sea, en vez de apagar fuegos hacían las veces de policía y bomberos donde perseguían a aquellos que tenían libros prohibidos por el gobierno y una vez que encontraban los libros en escondites en las casas iban para quemarlos (451 grados Fahrenheit o 233 Centígrados a esa temperatura se quema el papel).

 

La trama de la película es que uno de estos bomberos de nombre Montag conoce a una revolucionaria maestra que se atreve a leer y le induce a que este recupere su libertad intelectual. Luego de convertirse en lector se vuelve en fugitivo de la ley y tiene un furtivo encuentro con la maestra, donde le cuenta que se irá a vivir con los hombres-libro. Se trata de un grupo de personas que han logrado escaparse de la ley o huir antes de ser atrapados y, que para conservar los libros pero a su vez no cometer un delito por ello, se aprenden un libro. Curiosamente, su identidad pasa a ser la del libro: su nombre es sustituido por el título de la obra y su autor.
Era una película de ciencia ficción, pero hoy la indiferencia y la ignorancia hacia la lectura y la cultura hacen de una especie de “bomberos al revés” donde están “quemando” el interés de leer y por ende “desaparecen los libros”. No puedo imaginarme un futuro sin libros. ¿Qué sería un mundo sin libros? Recomiendo esta película para que se convierta en un activista de la publicación, distribución y lectura de los libros.
A decir verdad me gustaría ver más “hombres-libro”; tremendo concepto este. No es nuevo porque así pasaban los libros de la Torá y de los profetas de generación en generación en Israel.
Alguien me comentaba que su predilección por la lectura fue inculcada por su madre desde que era niño. Me aclaro bien el término “inculcar”. Resulta que su madre le obligó a leer un libro cada equis tiempo so pena de castigo. Obligado a hacer semejante “castigo” con el tiempo este soponcio se convirtió en hábito y esto a su vez resultó en ser una pasión en su vida. Me comentaba este amigo, que está eternamente agradecido a su progenitora por “inculcarle” en sus primeros años a leer. No estoy seguro que dicho método funcione en todos los niños o que sea el más apropiado, pero sí en este amigo.

 

 

Debemos ponernos todos de acuerdo para fomentar una nueva campaña para hacer adeptos a la lectura, crear nuevos lectores desde los más pequeños hasta los más adultos en nuestros círculos de influencia, esto es, nuestras iglesias. Y esto no de un día, o de una temporada; esto es cosa de tiempo. Debemos empezar por nuestras propias casas: todos a leer más. Seguido de nuestras iglesias y para eso tenemos que reclutar a nuestros pastores y líderes que crean en esta campaña. El pueblo de Dios “perece por falta de conocimiento”. Tenemos que ser “la gente del libro” por nuestro amor por las Escrituras pero también “gente de los libros” por nuestra pasión por la lectura de buenos libros que nos edifiquen y nos hagan crecer en nuestro andar diario.
Enfoquémonos en los libros. Fomentemos los libros y su lectura. Que todos los “misceláneos” en nuestras librerías apunten y alaben los libros.
El libro debe ser central en la librería. Todas la librerías deberían tener carteles que digan “Lea más”, “Lea otra vez”, “Un libro al mes es bueno para la salud mental”, “Compra un libro y se encenderá tu bombillo”, “Es espiritual poner la materia gris a trabajar” y cosas así que le recuerden al consumidor que entra a la librería que en la entrada se topará con camisetas, regalos, tazas y mil cosas más…que el libro en la librería es rey.

 

No cambiemos la misión por la visión aunque esta se empañe a veces. Somos agentes en una misión: nuestra misión sigue siendo publicar, distribuir y vender libros que inspiran y cambian a las personas que cambian el mundo.
Alfonso Guevara
Editorial Patmos