En este Segunda Parte Hablaremos sobre la Clave de Mirar Fijamente a Dios.
Recuerde que un orador es alguien que pide y ruega a Dios. Ahora, cuando usted esté orando debe mirar fijamente a Dios. Ésta es la segunda clave. Cuando uno deja de mirar a Dios, la mirada se le va para otros lados.
“Cuando éste vio que Pedro y Juan estaban por entrar, les pidió limosna”. Hechos 3:3
Tenemos a dos siervos de Dios, entrando por la puerta del templo así como el mismo Señor Jesús había entrado por esa puerta y debió haberlo visto allí, pues era lisiado de nacimiento y tenía más de cuarenta años. El hombre lisiado los vio y les pidió limosna.

Usted puede dar porque Dios le dijo que diera, pero otra cosa es dar porque alguien tocó su corazón a través de la lástima.  Uno puede decir: “Pues bueno voy a tener este detalle, esta deferencia con esta persona y le voy a dar”, aquí hay una gran diferencia pues no nos estamos refiriendo al que suple la necesitad, sino al necesitado.
Va usted conduciendo y al parar en un semáforo, las personas lo rodean y le extienden la mano pidiéndole pero, a la vez, están mirando a ver quien más viene, porque si usted no le deja su monedita o su billete, alguien más se lo puede dejar y ellos no quieren perder ninguna oportunidad. Así que ellos no están viéndole a usted como una persona como tal, pues tal vez en su siguiente pasada ni lo recuerden. Están mirando su mano, viéndole como un proveedor.
Algunos podemos estar así en el templo del Señor, ¿cómo es nuestra condición al estar dentro de la iglesia del Señor? ¿Estoy orando con los ojos puestos fijamente en Dios o en los hombres? Este pasaje causa mucha tristeza y conmoción.
Hoy cobra vigencia porque venimos de una sociedad que nos ha enseñado que la respuesta está en los otros y puede que hagamos nuestra oración de entrega y ya seamos cristianos y teniendo acceso directo al trono de Dios, pero seguimos en una actitud de mendigos.
“Pedro, con Juan, mirándolo fijamente le dijo: -¡Míranos!-”.  Hechos 3:4
Pedro sabía que era dejar de mirar al Señor. ¿Recuerda cuando Pedro, que era tan intrépido, le dijo al Señor que caminaba sobre las aguas: -Señor, si eres tu, mándame que yo vaya a ti sobre el agua- y el Señor le dijo: -Ven-? (Mateo 14:28-29). Pero el texto dice que cuando Pedro puso sus ojos en lo que estaba a su alrededor y dejó de mirar a Jesús, se empezó a hundir.

Cuando uno deja de mirar al Señor, se empieza a hundir hasta casi ahogarse. Por esto, necesitamos al orar, nunca apartar la mirada de Dios.
Sea cual sea la petición que usted le está haciendo a Dios, de salud, de negocios, emocional, de empleo, no deje de mirar a Dios porque, a veces, las circunstancias se van a poner muy difíciles y si empezamos a mirar las circunstancias quitando la mirada de Dios nos hundimos.

Dios nos dice: “Mírame fijamente a través de la fe”.
Moisés, se sostuvo como viendo al Invisible. Interesante: La fe hace que nos sostengamos como viendo al Invisible. Si no miro fijamente a Dios voy a tener mi mirada puesta en otras aparentes respuestas a través de otras personas y no de Dios.
Si usted está haciendo una negociación y se empieza con tropiezos, mire a Dios, el que todo lo puede cambiar a su alrededor porque “Jesucristo es el mismo, ayer y hoy y por los siglos”. Hebreos 13.8
Cuando se provoca lástima, cuando alguien cree que es el otro ser humano el que tiene que suplir o cuando alguien cree que la sociedad le debe alguna cosa, así esté dentro del gremio cristiano, siempre se sentirá insatisfecho con lo que otros le den.
“El hombre fijó en ellos la mirada, esperando recibir algo”. Hechos 3:5
Aquí ocurrió algo que cambió la vida de este mendigo. Tal vez él pensó: “Bueno, me dijeron que los mirara, debe ser que me van a dar”. Se quedó mirándolos fijamente porque su corazón seguía puesto en la respuesta que esperaba de ellos. Su mirada no estaba puesta fijamente en Dios, sino en lo que los hombres podían darle.
Seguiremos  en la Tercera Parte de Este Tema hablando de Recibir Lo que Dios Tiene.
Que Dios te siga llenando de su paz.

John Freddy y Ruth Betancurt.