Desafíos matrimoniales siempre vendrán y cuando los aceptas y buscas la ayuda divina, te ayudarán a mejorar la relación conyugal.
Un desafío consiste en Olvidar las desilusiones pasadas matrimoniales, perdonar y aceptar.
Todos en la vida fallamos, así que decida perdonar y aceptar a tu cónyuge tal como es.
Aprenda a ser más bien un compañero enfocado que un niño enfocado.
El desafío tiene que ver con actuar con madurez.
Aprenda a mejorar la comunicación especialmente en la expresión de sentimientos.
La comunicación siempre es un gran desafío. Aprendamos a comunicar nuestros sentimientos y a manejarlos con inteligencia.
Aprenda a usar los conflictos y el enojo como una fuente para construir y crecer en la relación matrimonial. El desafío consiste en descubrir formas sabias para resolver esos difíciles momentos.
Aprenda a disfrutar a su cónyuge, construya una más profunda amistad.
Hacer cosas que nunca han hecho son desafíos que nos llevan a profundizar en la amistad.
Renueve su romance y gócese en la satisfacción del sexo.
El romance no es solo para el noviazgo. Es un gran desafío ser románticos. a pesar de los años, además disfrutar del sexo, la gran idea de Dios.
Ajuste sus roles con hijos adultos y parientes ancianos.
Ahora tienes un nuevo hogar con tu cónyuge y es un desafío lidiar con parientes ancianos o hijos adultos viviendo en casa. Ponga límites.
Disfruten y compartan diversas actividades que sean un desafío para ambos.
Con Dios todas las cosas son posibles. Podemos disfrutar los desafíos que se nos presenten en la vida matrimonial, siempre y cuando Dios sea el centro de nuestro matrimonio.
Dios te bendiga,
Tu hermana y amiga,
Alva Vargas de Contreras.
www.alvadecontreras.com