Su nombre era Wally Amos y levantó una empresa de cien millones de dólares vendiendo galletas “Famous Amos Cookies”.

Perdió la empresa por una serie de circunstancias. Pasó de la fama y fortuna a deber un millón de dólares. Peor aún, perdió el derecho de usar el nombre que lo hizo famoso. Sin embargo, no perdió lo que lo llevó al éxito la primera vez: Mantuvo su sentido del humor, persistencia, optimismo y seguridad en sí mismo. Como era de esperar, volvió a triunfar.

El hombre comenzó una nueva aventura bajo el nombre de “Wally Amos Present Chip´s Cookie”

La Revista People publicó la historia y Fitz y Floyd fabricó galletas Chip´s Cookie. JC Penney distribuyó muñecas Chips´s Cookie. Todo el mundo estaba feliz con el regreso del señor Amos, menos los nuevos propietarios de “ Famous Amos”. Le pusieron una demanda y de nuevo lo sacaron del mercado. Wally dice que obtuvo fama y riqueza, y que pagó el precio por ello.

Hoy día viaja promocionando su nuevo libro “El hombre sin nombre”, que está recibiendo una entusiasta acogida. También regresó al negocio de las galletas. Su nueva empresa se llama “El Tío sin Nombre”. Es obvio que Wally Amos es un buen ejemplo de un hombre golpeado pero no acabado. Regresó a la lucha con el mismo entusiasmo y afán que demostró la primera vez. Predigo que le irá bien.

Wally Amos es un hombre clásico de un hombre que se levanta una y otra vez. El antiguo dicho de que una persona que no recibe golpes no puede golpear se volvió cierto en el Tío sin Nombre.

Zig Ziglar. Algo más que sonreír.Betania.

Nunca claudiques ante las crisis de la vida. Mira al cielo, de allí Dios te enviará su socorro, levántate y vuelve a andar.

Como desconocidos, pero bien conocidos; como moribundos, y he aquí, vivimos; como castigados, pero no condenados a muerte; como entristecidos, mas siempre gozosos; como pobres, pero enriqueciendo a muchos; como no teniendo nada, aunque poseyéndolo todo. Nuestra boca, oh corintios, os ha hablado con toda franqueza. Nuestro corazón se ha abierto de par en par. No estáis limitados por nosotros, sino que estáis limitados en vuestros sentimientos. 2 Corintios 6:8-12.