Había una barraca del ejército que tenía en su lista de turnos a 4 soldados que vigilaban en todo momento una losa de concreto frente a la barraca. Los soldados cambiaban turnos vigilando la losa por muchos años. Distintos comandantes vinieron y se fueron y la tradición continuó.
Después de muchos años, un nuevo comandante fue asignado a las barracas. Entre las cosas que hizo fue preguntar por qué se hacían las cosas de la manera en que se hacían. Cuando preguntó por qué los soldados vigilaban la losa, se le dijo: “Siempre lo hemos hecho de esta manera. Es nuestra tradición. Nuestros comandantes anteriores nos instruyeron a hacerlo”:
El comandante insistió en descubrir por qué. Fue a los archivos para buscar las respuestas y se topó con un documento que tenía la explicación. El documento era antiguo. Tenía instrucciones escritas por uno de los comandantes retirados que ya había muerto.
El nuevo comandante averiguó que más de 80 años antes, las barracas querían construir una plataforma donde pudiesen celebrarse eventos. Cuando la losa de concreto fue vaciada, los animales salvajes caminaban sobre ella por la noche antes de que pudiese curarse el concreto. Los soldados la reparaban al día siguiente pero cuando llegaba la noche, lo mismo volvía a pasar. Así que el comandante ordenó que 4 soldados vigilaran la losa por 3 semanas para permitirle al concreto curarse. La semana siguiente el comandante fue transferido a otra base y un nuevo comandante fue asignado. El nuevo comandante halló la rutina y la mantuvo y cada subsiguiente comandante hizo lo mismo. Ochenta años después, las barracas seguían vigilando la losa de concreto.
¿Qué creencias, actitudes y tradiciones hemos estado llevando que eran relevantes a algunas personas ó en algún tiempo y que todavía las seguimos nosotros? ¿Será nuestra opinión sobre nosotros mismos, la gente de razas distintas, el sexo opuesto, ciertas oportunidades de negocios, nuevos productos, etc., obsoleta? Cuestionemos el status quo.
Sandras Phiri
Fuente: www.AsAManThinketh.net
La narración de hoy pudiera, a primera vista antojarse chistosa…excepto que es real. Yo mismo tuve una experiencia similar en la que me tocó jugar el papel del “nuevo comandante” no tanto por ser visionario sino simplemente motivado por eliminar trabajo innecesario en tiempos de recortes presupuestarios. Pero tengamos cuidado de pensar que eso solo ocurre en las burocracias gubernamentales… tristemente también ocurre, como bien lo plantea el autor, en nuestras relaciones y acercamiento a la vida.
Tendemos a guardar y proteger lo que más bien debería ser descartado de una vez por todas por obsoleto. A veces necesitamos comprender que algunas cosas no son malas en sí, sino que simplemente pasó su tiempo de utilidad y relevancia en un mundo cambiante. Allí es donde los creyentes en Cristo somos la gente más afortunada del mundo…contamos con una norma eterna para nuestras relaciones personales y sociales: ¡la infalible e inmutable Palabra de Dios! Pues, atrevámonos a conocerla a fondo y a ponerla por obra.
Adelante y que Dios les bendiga.
Raúl Irigoyen
ElPensamiento Del Capellán
se que si estamos en el camino del señor todo sera mas facil para aceptar por que el es nuestro unico consuelo y el que siempre sabra lo
que nos combiene buscar y se allara
Es necesario un cambio radical en nuestro modo de vivir, romper las cadena que nos ataban, las tradiciones y las costumbres familiares, Dios vino y rompió esas cadena que nos ataban ahora solo nos toca el seguir un concepto de vida útil y fuera de las tradiciones que teníamos, aprendamos a cambiar y llevar a cabo los nuevos conceptos para vivir en la voluntad de Dios en todos sus preceptos amen gracias bendiciones