Promesas De Dios: Gozo Navideño En El Dolor
Este es un tiempo difícil para sentir el gozo navideño si todavía nos estamos recobrando de alguna enfermedad o de la reciente pérdida de un ser querido. A veces, hasta que sanamos, el pleno efecto del feriado es simplemente demasiado para nuestros espíritus lastimados.
Si toda la “experiencia de Navidad” nos abruma, intentemos angostar nuestra celebración a la sencilla adoración de Dios por el don de su hijo. La verdadera Navidad tiene que ver con Él en vez de nosotros; no necesita ser nada más. Lo hacemos todo demasiado complicado porque centramos su significado en la gente y no en Dios.
Escucho a la gente decir todo el tiempo: “La Navidad es para los niños”. Bueno, no lo es… es sobre Jesús. Si no lo es, nos estamos enmarcando para una cruel desilusión. Los chicos crecen y dejan el hogar. A veces, los seres queridos mueren; el divorcio ocurre. Un empleo perdido nos deja los bolsillos vacíos con nada bajo el árbol—¡si podemos siquiera costear el árbol!
Cuando la gente y las cosas que amamos nos abandonan o fallan, aplasta nuestro amor por la temporada; pero cuando nos enfocamos en Él, sin embargo, como debiéramos, otras cosas son pequeñas y menos significativas en comparación. Por favor, no nos desesperemos ya que al reducir nuestras expectativas y cambiar nuestras prioridades pueden hacer de esta época un tiempo de gozo nuevamente. Nuestro regreso a la adoración genuina no solo deja por fuera el ruido de las cosas que nos duelen, pero nuestro Padre Celestial en realidad revolotea cerca de aquellos que le adoran.
Tuvimos una pérdida significativa en nuestra familia hace varios años; un pariente cercano partió inesperadamente y su funeral fue el Día de Navidad. Tras algunas navidades dolorosas, aprendimos eventualmente que la sanidad vino cuando angostamos nuestro enfoque de vuelta a Jesús. En su correcto lugar, Él puso todas las cosas en orden nuevamente.
En la mayoría de los casos, no podemos evitar lo demás por completo. Habrán pequeñines a los que comprarles cosas y cosas por el estilo… pero si vamos a pasar por un tiempo cuando la época es demasiado dolorosa, no nos sumerjamos en la parte que nos ahoga. No nos sentemos y escuchemos viejas y tristes canciones—y si los recuerdos nos llevan a deprimirnos, mantengámonos alejados de ellos hasta que las heridas no estén tan a flor de piel.
Vendrá el día nuevamente en que estas cosas no pesarán 250Kg en nuestros hombros. ¡No es un sacrilegio si escogemos no celebrar Navidad este año en base a las tradiciones de los hombres! ¡No tenemos que colgar luces o levantar un árbol or ver “Es una Vida Maravillosa” en la TV para poder celebrar Navidad! No vayamos a lugares en los que no hemos sanado. Tomemos un descanso de esa parte de la época y simplemente vayamos de vuelta a Jesús. No hay tristeza asociada con su nacimiento, y es allí donde la verdadera celebración comienza. La paz saturará los lugares heridos en nuestra vida.
Hagamos de nuestra Navidad todo acerca de Él este año (y cada año) y las demás cosas tomarán su lugar correcto en la mezcla. Con Él como el centro de este día sagrado, no necesitamos jamás odiar o temer a la Navidad de nuevo.
Todas las demás cosas que la hacen un tiempo terrible para algunos—pesadillas de compras, estrés, falta de dinero, recuerdos dolorosos—nada tienen que ver con Jesús. Mantengámonos enfocados en Él.
La pura simplicidad de su nacimiento no requiere nada más que un corazón agradecido; así que cualquier cosa más que intente atiborrar nuestro espíritu navideño, echémoslo del centro de nuestra vida y sencillamente reposemos, como el bebé en el pesebre, en la bondad infinita de un Dios que estuvo dispuesto a dar lo mejor de Sí—por nosotros.
“Tú guardarás en completa paz a aquel cuyo pensamiento en ti persevera, porque en ti ha confiado” (Isaías 26:3).
Lisa Crum
Fuente: www.AllWorship.com
Ya estamos en la recta final de lo que estoy convencido es la época más especial del año… la de fin de año, y en especial, la Navidad. Pero no todos llegamos a este tiempo del año en las mismas condiciones.
Algunos recién han perdido a un ser querido, otros atraviesan enfermedades un tanto largas y dolorosas, otros enfrentan problemas económicos y de desempleos o de crisis familiares más allá de su control. Eso de ninguna manera significa que no podamos celebrar Navidad de corazón… no más necesitamos enfocarnos en lo indispensable dejando por fuera todo lo accesorio que la comunidad comercial ha agregado a lo largo de los años en occidente.
Aprovechemos este fin de semana para dar pasos específicos en esa dirección, congregándonos y permitiendo al Espíritu Santo y la palabra de Dios orientarnos en el camino correcto. Adelante y que disfruten de un maravilloso fin de semana.
Raúl Irigoyen
El Pensamiento Del Capellán