Mas a vosotros los que teméis mi nombre, nacerá el sol de justicia y en sus alas traerá salvación. Malaquías 4:2

Esta promesa alentadora, cumplida ya en la primera venida de nuestro glorioso Salvador, tendrá perfecto cumplimiento en su segunda venida: sin embargo, es una promesa de aplicación cotidiana.

¿Vives, amado, en la oscuridad? ¿Notas que esa oscuridad va haciéndose cada vez más profunda? No desmayes, porque aún tiene que brillar el sol. La noche es más sombría cuando se acerca el alba.

El sol que nacerá no será un sol cualquiera. Es el Sol de Justicia que irradiará santidad. Viene a regocijarnos con los resplandores de su justicia y misericordia, no a quebrantar ley alguna para salvarnos.

Jesús es la manifestación de la santidad y amor de Dios. Cuando venga, nuestra liberación será cierta porque es justa. Nuestra pregunta debería ser esta: ¿Tememos el nombre del Señor? ¿Reverenciamos al Dios vivo y andamos en sus caminos?

Si así es, la noche para nosotros será de corta duración, y cuando llegue la mañana, la enfermedad y la tristeza desaparecerán para siempre de nuestros corazones.

Nuestra herencia será luz, calor, gozo y claridad; después vendrá la salud de toda dolencia y desaparecerán todas las preocupaciones.

¿Ha resplandecido Jesús sobre nosotros? Gocémonos de este sol. ¿Ha escondido su rostro? Estemos ciertos de que, a manera de sol, resplandecerá sobre nosotros.

Hoy..no importa la oscuridad que me rodea, se que me resplandecerá el Sol de Justicia.

Señor, hoy vengo a ti para depender únicamente de los rayos fortalecedores de tu presencia. Seguro estoy que en medio de mis sombras  me alumbrará el sol de tu presencia. Amén.

Charles Spurgeon.
Libro de Cheques Del Banco de la Fe.