“Y así andaré alrededor de tu altar, oh Señor, Para exclamar con voz de acción de gracia ,Y para contar todas tus maravillas. Salmo 26:6,7
En medio de fuerzas y acontecimientos demasiado grandes para que nosotros solos forcejeemos con ellos, se nos presenta un mensaje intimidante de aislamiento. Empequeñecidos frente al tamaño del universo, la incertidumbre del futuro, las necesidades de comida y amistad, somos como ese estudiante de primer año de bachillerato que acaba de cambiarse de ciudad y está de pie frente de su nueva escuela el primer día de clases, sin conocer a nadie.
Nos espera cualquier cosa. Ahí es cuando queremos saber con certeza que no estamos solos. El adorar es una forma de agradecer al Señor por estar con nosotros más cerca de lo que cualquier otro amigo podría estarlo alguna vez .
En el corazón mismo de la adoración y la alabanza está la acción de gracias, gratitud al Señor por todo lo que ha hecho y por todo lo que es. Con la adoración reconocemos la mano del Señor en nuestra vida y le decimos cuán contentos estamos por ello. Es sencillo y espontáneo, como las gracias expresadas a un padre por un niño que acaba de pescar su primer pez:
“Gracias por traerme a pescar, papá.”
Hay tanto dentro de estas palabras atesoradas durante años por el padre, y se convierten en el punto culminante del viaje.
En el corazón mismo de la adoración y la alabanza está la acción de gracias, gratitud al Señor por todo lo que ha hecho y por todo lo que es.
La adoración no es el reconocimiento de un desconocido; es el agradecimiento de un niño para quien el padre ha dispuesto y hecho muchas otras cosas. Aunque el niño en realidad nada sabe sobre las preparaciones para el viaje, mucho menos para la vida diaria en el hogar una vez que hayan regresado, el padre considera las simples gracias como la suficiente recompensa por todo. Casi ninguna otra cosa puede hacer que un padre se sienta tan exitoso en su vida.
Así es como Dios recibe nuestra adoración. Es como decir: “Gracias, Papá. Te amo”. Aunque posiblemente nuestra adoración no pueda abarcar todo lo que el Señor es o todo lo que ha hecho por nosotros, Él la recibe como Su honra más preciada.
Los ángeles claman en adoración majestuosa todo el tiempo, pero al Señor le encanta el sonido de nuestra simple adoración más que todos los himnos angelicales que pudieran cantarse alguna vez.
Hoy le diré gracias Papá por todo lo que has hecho por mí.
Señor, Tú eres mi padre y puedo decirte en este día: “Gracias Papá por amarme y darme oxígeno cada día, tu amor incomparable y flores cada primavera. En el Nombre de Jesús. Amén.
Dr. Daniel A. Brown.
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Gracias mi Padre celestial por mis hijos. Cuidalos y cubrelos de todo mal. Gracias por mi vida.
Me Gusta. Mucho. Gracias k
gracias pero muchas gracias se me ruedan las lagrimas de alegria y felicidad un abrazo hermanos en la fe los amo en el amor de cristo gracias sinceramente.lindas hermosas reflecciones.
Gracias Padre mío por todas las gracias que me has concedido aún cuando creo que no las merezco. Gracias por mis Padres, por mi esposo, por mi hija. Sabes que mi confianza esta puesta en ti, que te amo y que te necesito. Y sobretodo gracias por acordarte de mi cada día. Gloria a ti Señor!!!.
Dios mío gracias por regalarme otro día mas, toda mi confianza esta puesta en ti mi señor!! mil gracias dios por escucharme y por estar con nosotros siempre, por cuidar a mi familia. Gracias por todo lo que me das, Gracias por cuidar siempre de mis hijos y guiarlos siempre por buen camino. Dios mío libra cada familia de este mundo que estén en la oscuridad y dale un motivo de luz en su vida para que vengan hacia a ti porque en ti es el único que esta la salvación…
Gracias Dios mío.