Por su amor, nos predestinó para ser adoptados hijos suyos por medio de Jesucristo, según el puro afecto de su voluntad.  Efesios 1:5

Una vez más, vemos con cuánta pasión quiere tener Dios una unión eterna con nosotros. Al adoptarnos, Él ha establecido la naturaleza de esa relación para todos los tiempos. De hoy en adelante se refieren a nosotros como hijos en el hogar de Dios. Esto se relaciona con haber recibido a Jesucristo, el Hijo de Dios, y con el amor de Dios.

Dios extiende Su amoroso regalo de adopción; nosotros respondemos a Su oferta al recibir a Jesús en nuestra vida.
Jesús, el Unigénito de Dios, nos ha invitado a Su vida como hermanos y hermanas. Llegamos a ser parte de Su familia cuando lo recibimos en nuestra vida.

Así también nosotros, mientras éramos niños, estábamos sujetos a servidumbre bajo las cosas elementales del mundo. Pero cuando vino la plenitud del tiempo, Dios envió a Su Hijo, nacido de mujer, nacido bajo la ley, a fin de que redimiera a los que estaban bajo la ley, para que recibiéramos la adopción de hijos. Y porque sois hijos, Dios ha enviado el Espíritu de Su Hijo a nuestros corazones, clamando: ¡Abba! ¡Padre!  Gálatas 4:3–6

Una de las verdades más difíciles de captar en el reino de Dios es cuán envolvente es en verdad el amor que Dios nos tiene, y cuán perdonador en su totalidad. En lo profundo de nuestros corazones ansiosos nos preocupamos por la posibilidad de ser castigados por todo lo que hemos hecho mal.

Después de todo, nos dicen nuestras mentes, no tendremos escapatoria alguna, puesto que el Señor lo sabe todo y lo ve todo.

Pero para aquéllos que han puesto su confianza en Cristo y en Su justicia en lugar de la suya propia, el Día del Juicio será un día de gozo increíble. Nuestros nombres estarán en el Libro de la Vida y todas nuestras obras y palabras injustas estarán “escondidas en Cristo.”

Él está feliz y orgulloso de que somos parte de Su familia. Porque lo confesamos ante las personas sobre la tierra, Él nos confiesa alegremente ante el Padre y responde por nosotros.

Dios quiere eliminar de nuestras vidas el temor al castigo. Su amor no sólo reduce nuestra sentencia; la quita. Él no cambia un delito mayor por un delito menor. Limpia y quita por completo la ofensa de nuestros registros.

Por lo tanto Hoy disfrutaré del maravilloso hecho de haber sido adoptado por Dios.

Gracias Señor por adoptarme como tu hijo con todos los derechos, deberes y responsabilidades de un hijo. Quiero hoy vivir como tal. En el Nombre de Jesús. Amén.

Dr. Daniel A. Brown
Disfrute Tu Diario Vivir.