“Y póstrense ante él todos los reyes de la tierra ; sírvanle todas las naciones”. Salmo 72:11

 

El mundo está lleno de gobernantes  y cuando llegan las elecciones en nuestros países la lucha es encarnizada, el deseo es ardiente por ser presidente o gobernador.  ¿Qué es lo que mueve al  ser humano a esta lucha encarnizada?

¿Es realmente el deseo de servir a la comunidad?  o ¿es el deseo ambicioso de ser el primero, reconocido y llegar al enriquecimiento?.

La Biblia habla de un gobernante quién no buscó ser Rey porque su deseo siempre ha sido el de servir.-  Jesús es el único Rey eternamente y para siempre, el verdadero gobernante ungido.  Quien tiene el favor del Padre y la plenitud de Dios.  Hoy como su seguidor, lo proclamo Rey de toda mi vida.

Dios le ha dado todo poder y toda autoridad a Jesús.  Como el hijo de Dios él es ahora cabeza sobre todas las cosas a su iglesia, y él reina sobre el cielo y sobre la tierra y aún tiene las llaves de la vida y de la muerte.  No es Rey porque se impone, porque si él llamara a su iglesia para que lo elijan por votación, todos los creyentes votarían con gozo y efusión.

No hay desilusionados entre los realmente redimidos por su gracia y amor.  La iglesia no escatimaría gasto alguno para proclamarlo Rey y si hubiese sufrimiento en esa proclamación , el sufrimiento sería placer.  No solamente él es Rey…más seguirá siendo Rey…y aún el reinará.  Eternamente él es Rey.  Todos hoy te saludan oh, Rey. Almas vírgenes van delante de ti, poniendo alfombras a tus pies y esparciendo en tu camino azucenas de amor y rosas de gratitud. Traigan delante del Rey la diadema real y coronémosle delante de todos.

Hoy proclamo que Jesús es el Rey de Sión por derecho de conquista.  Él ha tomado y llevado la tormenta de mi corazón y de los corazones de la humanidad y ha eliminado a los enemigos que lo retuvieron por un momento en el calvario.  En el mar rojo de su sangre, Jesús ha ahogado al Faraón de nuestros pecados.  Él me ha liberado del yugo de hierro y de la maldición pesada de la ley.  Nosotros somos su porción.

Quién le arrebatará su conquista? Nadie.  Por ello hoy todos te saludan oh Rey Jesús.  Nosotros alegremente te proclamamos Rey no solo del universo sino de nuestra vida.   Hoy te proclamo Rey en mi diario vivir.  Oh, Rey, que hoy puedas mandar en mi corazón para siempre, Dulce príncipe de paz.

Señor Jesús, Cuán grande es tu nombre . Rey eterno.  Hoy quiero proclamar no solo con mis labios, más con mi manera de vivir que solo tu eres Rey.  Rey eternamente y para siempre.  Amén

Dr. Serafín Contreras Galeano.
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