Dios nos ha explicado en su palabra inspirada por qué la gente se comporta mal. Además, nos ha dotado de autodominio y libertad de elección, por lo que de nosotros depende que hagamos algo malo o no.

15 Mira, yo he puesto delante de ti hoy la vida y el bien, la muerte y el mal.

16 porque yo te mando hoy que ames a Jehová, tu Dios, que andes en sus caminos y guardes sus mandamientos, sus estatutos y sus decretos, para que vivas y seas multiplicado, y Jehová, tu Dios, te bendiga en la tierra a la cual vas a entrar para tomarla en posesión.

19 A los cielos y a la tierra llamo por testigos hoy contra vosotros, de que os he puesto delante la vida y la muerte, la bendición y la maldición; escoge, pues, la vida, para que vivas tú y tu descendencia. Deuteronomio 30:15, 16, 19

En definitiva, contamos con todo lo necesario para identificar cualquier debilidad y corregirla. Y así lo hacemos, ¿cuál será el resultado? Felicidad para nosotros y para quienes nos rodean “Bienaventurado el varón que no anduvo en consejo de malos, ni estuvo en camino de pecadores, ni en silla de escarnecedores se ha sentado”. Salmos 1:1.

Sin embargo, por mucho que uno se esfuerce por hacer lo que está bien no es suficiente para acabar con la maldad que plaga a la humanidad. La biblia lo advirtió: “También debes saber que en los últimos días vendrán tiempos peligrosos”. 2 Timoteo 3:1. Y a continuación explicó por qué serían tan difíciles:

2 Habrá hombres amadores de sí mismos, avaros, vanidosos, soberbios, blasfemos, desobedientes a los padres, ingratos, impíos,
3 sin afecto natural, implacables, calumniadores, sin templanza, crueles, enemigos de lo bueno,
4 traidores, impetuosos, engreídos, amadores de los deleites más que de Dios,
5 que tendrán apariencia de piedad, pero negarán la eficacia de ella. A esos, evítalos. 2 Timoteo 3:2-5

Cuando hablamos de “los últimos días” de algo, por lo general queremos decir que eso está llegando a su fin. Pues bien, ¿qué es lo que está a punto de acabar, según esta profecía? Las siguiente promesas divinas nos dan una idea.

Desaparecerán los malvados para siempre.

10 pues dentro de poco no existirá el malo; observarás su lugar, y ya no estará allí.
11 Pero los mansos heredarán la tierra y se recrearán con abundancia de paz. Salmos 37:10-11

Se acabará de una ves por todas con los abusos.

12 Él librará al menesteroso que clame y al afligido que no tenga quien lo socorra.
13 Tendrá misericordia del pobre y del menesteroso; salvará la vida de los pobres.
14 De engaño y de violencia redimirá sus almas, y la sangre de ellos será preciosa ante sus ojos. Salmos 72:12-14

Por tanto, también la creación misma será libertada de la esclavitud de corrupción a la libertad gloriosa de los hijos de Dios. Romanos 8:21

Nadie volverá a pasar necesidad.

Se sentará cada uno debajo de su vid y debajo de su higuera, y no habrá quien les infunda temor. ¡La boca de Jehová de los ejércitos ha hablado! Miqueas 4:4

21 Edificarán casas y morarán en ellas;  plantarán viñasy comerán el fruto de ellas.
22 No edificarán para que otro habite ni plantarán para que otro coma; porque según los días de los árboles serán los días de mi pueblo, y mis escogidos disfrutarán la obra de sus manos. Isaías 65:21-22

La justicia reinará por toda la tierra.

7 ¿Y acaso Dios no hará justicia a sus escogidos, que claman a él día y noche? ¿Se tardará en responderles?
8 Os digo que pronto les hará justicia. Pero cuando venga el Hijo del hombre, ¿hallará fe en la tierra? Lucas 18:7-8

Porque Jehová ama la rectitud y no desampara a sus santos. Para siempre serán guardados, mas la descendencia de los impíos será destruida. Salmos 37:28

Con mi alma te he deseado en la noche y, en tanto que me dure el espíritu dentro de mí, madrugaré a buscarte; porque luego que hay juicios tuyos en la tierra, los moradores del mundo aprenden justicia. Isaías 26:9

Pero nosotros esperamos, según sus promesas, cielos nuevos y tierra nueva, en los cuales mora la justicia. 2 Pedro 3:13

La gente ya está cambiando

Sin duda alguna, a todos nos gustaría ver cumplidas esas promesas. <pero ¿tenemos alguna base para creer que de veras se harán realidad realidad? Lo cierto es que las pruebas se hallan ante nuestros propios ojos: millones de personas de todo el mundo han dejado atrás una vida egoísta, inmoral o violenta y han aprendido a ser más honradas, pacíficas y bondadosas. En efecto, viendo los cambios que ya hayan realizado muchas personas hoy día, podemos estar seguros de que las promesas de Dios se cumplirán a mayor escala en el futuro.

Ahora bien, ¿qué motiva semejantes cambios en las personas? La clave se encuentra en la siguiente promesa bíblica pronunciada por el profeta Isaías:

6 Morará el lobo con el cordero, y el leopardo con el cabrito se acostará; el becerro, el león y la bestia doméstica andarán juntos, y un niño los pastoreará.
7 La vaca pacerá junto a la osa, sus crías se recostarán juntas; y el león, como el buey, comerá paja.
8 El niño de pecho jugará sobre la cueva de la cobra; el recién destetado extenderá su mano sobre la caverna de la víbora.

9 No harán mal ni dañarán en todo mi santo monte, porque la tierra será llena del conocimiento de Jehová, como las aguas cubren el mar. Isaías 11:6-9

Con estas palabras, Isaías no profetizó únicamente que llegaría el día en que los seres humanos y los animales viviríamos en paz. ¿Por que lo sabemos? Porque, según la última parte de dicho pasaje, la causa de esta transformación es que  “la tierra será llena del conocimiento de Jehová”. Está claro que conocer a Dios no cambia a los animales, pero sí puede cambiar a las personas. Por lo tanto, esta profecía también debe aludir a la transformación de quienes tienen cualidades propias irracionales, pero que gracias a las enseñanzas bíblicas, desarrollan cualidades cristianas.

Pedro es uno de estos casos. Creyendo que luchaba del lado de la justicia, se unió a una organización terrorista. Tras adiestrarlo, le ordenaron poner una bomba en un cuartel de la policía. Sin embargo, antes de que pudiera llevar a cabo su plan, fue arrestado y enviado a prisión. Durante los dieciocho mese que paso encarcelado, continuó defendiendo activamente su ideología. Mientras tanto su esposa comenzó a estudiar la biblia con un grupo de vecinos. Cuando Pedro salió de la cárcel, su esposa lo convenció para que también estudiase la biblia, lo que el aprendió lo motivó a camiar  su actitud y su visión de la vida. “Le agradezco a Dios que nunca llegue a matar a nadie en mis años de terrorista” -confiesa Pedro-“Ahora empleo la espada del espíritu de Dios, la Biblia, para llevar a la gente un mensaje de paz y justicia verdadera”. Fue tan grande su transformación que incluso llevó este mensaje de paz al mismo cuartel que había planeado volar por los aires.

¡Que poderoso efecto tiene la Palabra de Dios en la vida de la gente! Puede hacer que dejen de cometer maldades y se vuelvan mejores personas. Está claro que Dios puede cumplir su promesa de acabar con la maldad. Y para lograrlo, también acabará con el diablo, el principal responsable de la maldad. Satanás es, en definitiva, aquel que mueve los hilos de este mundo. Como bien dice la Biblia, Sabemos que somos de Dios, y el mundo entero está bajo el maligno. 1 Juan 5:19. Sin embargo, Satanás pronto desaparecerá de la escena mundial, y con él , todos los que tercamente se niegan a cambiar. ¡Que maravillosos será vivir en una tierra donde no exista la maldad!

¿Cuál es la clave, entonces, para ver el cumplimiento de esa promesa? Recordemos que es el “conocimiento de Dios” lo que está haciendo cambiar a las personas hoy y lo traerá grandes cambios a nivel mundial en el futuro. De modo que si usted adquiere conocimiento de la Biblia  y lo pone en práctica -como vimos que hizo Pedro-, también tendrá la posibilidad de vivir en un mundo donde reine la justicia, Pero nosotros esperamos, según sus promesas, cielos nuevos y tierra nueva, en los cuales mora la justicia. 2 Pedro 3:13. Así pues, aproveche la oportunidad que se le presenta de conocer mejor a Dios , pues su vida eterna depende de ello Y esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado. Juan 17:3.

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