No hay título inspirado para este Salmo, y no se necesita ninguno, porque no registra ningún suceso especial, y no necesita otra clave que la que todo cristiano puede hallar en su propio
pecho.
Es la «Pastoral celestial» de David; una oda magnífica, que ninguna de las hermanas de la música puede superar.
El clarín de guerra aquí cede a la flauta de la paz, y el que ha estado gimiendo últimamente los males del Pastor, de modo afinado practica y canta los goces
del rebaño.
Esta es la perla de los Salmos, cuyo fulgor puro y suave deleita los ojos; una perla de la que el Helicón no tiene de qué avergonzarse, aunque el Jordán la reclama.
Se puede afirmar de este canto deleitoso que si su piedad y su poesía son iguales, su dulzor y su espiritualidad son insuperables.
La posición de este Salmo es digna de que se note. Sigue al veintidós, que es de modo peculiar el Salmo de la cruz. No hay verdes prados ni aguas tranquilas antes del Salmo veintidós. Es sólo después de que hemos leído «Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?» que llegamos a «El Señor es mi pastor».
Hemos de conocer por experiencia el valor de la sangre derramada, y ver la espada desenvainada contra el Pastor, antes de que podamos conocer verdaderamente la dulzura de los cuidados del Pastor.
Se ha dicho que lo que es el ruiseñor entre los pájaros lo es esta oda entre los Salmos, porque ha sonado dulcemente en el oído de muchos afligidos en la noche de su llanto y les ha traído esperanza de una mañana de gozo. Me atreveré a compararlo también a una alondra, que canta al remontarse, y se remonta cantando, hasta que se pierde de vista, y aun entonces oímos sus gorjeos. C. H. S.
Agustín ha dicho que vio en un sueño el Salmo ciento diecinueve que se elevaba delante de él como un árbol de vida en medio del paraíso de Dios. Este Salmo veintitrés puede ser comparado a las flores más hermosas que crecen a su alrededor. El primero ha sido comparado al sol entre las estrellas; sin duda, ¡ése es como la más rica de las constelaciones, incluidas las Pléyades!
John Stoughton en Los cánticos del rebaño de Cristo.
Algunas almas piadosas se sienten turbadas porque no pueden usar en todos los tiempos, o incluso con cierta frecuencia, el lenguaje de este Salmo, en su sentido gozoso. Estas deben recordar que David, aunque vivió muchos años, nunca escribió más que un Salmo veintitrés. William S. Plumer.
Charles Spurgeon.
Escrito en 1860.
cuando estoy en dificultades me gusta recitar este salmo asi me tranquilizo.
Agradezco la posibilidad de poder transmitir mi sentir hacia nuestro Dios…….a traves de este medio……vic.
Dios bendiga hermanos,oren para que cada vez que me levante a predicar el DIOS tome control,y el ESPIRITU SANTO se mueva de una forma poderosa y DIOS tenga misericordia y toque las alma y las invada con su espiritu, ya que EN SU PALABRA DISE QUE EN LOS ULTIMOS DIAS DERRAMARA DE SU ESPIRITU SOBRE TODO SER, JESUS DISE QUE SI AUNQUE SEA EN LA TIERRA HAY DOS QUE SE PONGAN DE ACUERDO Y AL ORAR PIDAN Y ESTUVIERAN DE ACUERDO , ESO SERI UN HECHO.
Maravilla de maravillas es este salmo, multitud de hnos/as, fueron bendecidos por por este salmo23 y mientras haya hijos e hijas de Dios aquí en la tierra, continuará obrando las verdades de este precioso salmo, joyas preciosas de la literatura evangélica, Joyas que no tiene precio ¿quien lo podrá pagar? su valor, sobrepasa las alturas y las profundidades pero, esta a la altura de las manos de los hijos de Dios. Aleluya!!!
Cuanto mas Dios nos puede dar, si en el salmo 23, tenemos una de las mejores promesas futuras en la vida, solo el versículo 5 habla del presente, ” Aderezas mesa delante de mi en presencia de mis angustiadores, unges mi cabeza con aceite, mi copa esta rebozando”, ………..hay que tomar cada texto como REMA, que este en todo tiempo su palabra en nuestro corazón y lleguemos a la perfeccion para Cristo………..gracias Jesucristo por cada una de tus promesas, amen……….