Sólo por revelación el humano puede conocer a Dios y a la esencia de sí mismo. Pero Dios no sólo nos revela su naturaleza en las páginas de la Biblia. También se nos revela en una forma especial por el Espíritu Santo.

El Espíritu Santo que da testimonio de Jesucristo (Juan 15:26) y que convence al mundo de pecado (Juan 16:8). Es cuando el Espíritu Santo me hace ver mi condición de pecador, y de ser dependiente de Dios, que comienzo a tener conocimiento acerca de mí mismo.

Ya no puedo considerarme el centro del universo, con todas las personas y cosas girando en torno a mí. Sino que me convierto en alguien que gira en torno a Jesucristo. El ser humano llega a conocerse como criatura dependiente de Dios que se nos revela en Jesucristo. Cuando el ser humano se reconoce como pecador, es consciente de su necesidad de perdón; y para procurar el perdón se entrega a Jesucristo.

Pero el Espíritu Santo no sólo nos revela nuestra condición de criatura dependiente. También nos muestra una sublime relación filial: somos hijos de Dios. Afirma San Pablo: “El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios” (Romanos 8:16).

El verbo griego summarturein, que aparece en este pasaje significa literalmente: “Dar testimonio juntamente con” Es decir, el Espíritu Santo junto con mi propio espíritu da testimonio de que soy un hijo de Dios. Como afirma H. Berkhof: “El Espíritu de Dios da testimonio a nuestro yo de tal manera que éste yo no puede ya continuar pasivo, sino que se siente urgido a sustentar y transmitir este testimonio”.
La teología se ocupa, según su definición tradicional, de Dios, de su naturaleza y atributos, así como de su relación con Su creación y en especial con la corona de ésta, el ser humano. El mensaje central de la Biblia es de salvación, que también es de salud, para todo el hombre y para todos los hombres.

Lo teológico en psicología pastoral sería, pues, la utilización de todos los recursos de la fe cristiana para ayudar al ser humano a alcanzar el máximo de desarrollo y maduración de lo cual es capaz. Es la puesta en acto de la realidad de la revelación divina, contenida en las Sagradas Escrituras, de que el propósito de Dios es de salud para la humanidad. Es justamente lo que Jesucristo nos dice en el Sermón de la Montaña: “Sean ustedes seres en plenitud, así como el Padre que está en los cielos en un Ser en plenitud” (San Mateo 5:48).

No vamos a continuar reflexionando sobre la naturaleza de lo teológico porque damos por sentado que el que hace un curso de Psicología Pastoral sabe de qué se trata.

Lo psicológico y lo teológico cuando interactúan entre sí, influyen sobre las tres expresiones de la humanidad: Alma, mente y cuerpo.
La psicología pastoral, a nuestro juicio, tiene como objetivo ayudar al hombre a ser más humano y mejor cristiano. A las contribuciones que hace la antropología cristiana sumamos el aporte de lo psicológico. Lo veremos más adelante cuando nos ocupemos, respectivamente, de los tres lados del prisma trilateral.

Dr. Jorge León.
Psicología Pastoral.
http://www.psicologia-pastoral.com.ar/