Nunca olvides que las cargas pueden hacerte mejor de lo que imaginas: más fuerte,

más valiente, más amable, y más amoroso de lo que hubieras sido de no ser por ellas.

1 Pedro 5:10
Y después de que hayáis sufrido un poco de tiempo, el Dios de toda gracia, que os llamó a su gloria eterna en Cristo,
El mismo os perfeccionará, afirmará, fortalecerá y establecerá.

Mateo 11:30
Porque mi yugo es fácil y mi carga ligera.

1 Juan 5:3
Porque este es el amor de Dios: que guardemos sus mandamientos, y sus mandamientos no son gravosos.

Salmos 119:28
De tristeza llora mi alma; fortaléceme conforme a tu palabra.

2 Corintios 4:17
Pues esta aflicción leve y pasajera nos produce un eterno peso de gloria que sobrepasa toda comparación,