“Líbrame, Señor, de mis enemigos porque en ti busco refugio”  Salmo 143:9

Hay muchos enemigos que pueden rodear mi vida y tratar de quitarme la libertad.  Pero especialmente se que hoy el Señor me librará de cuatro comunes enemigos.  El temor, La culpabilidad, la inferioridad y el odio.  Terribles verdugos que quieren oprimir mi alma.

Del primero de ellos el clérigo Harry Emerson dijo: “Es de primordial importancia al tratar el temor sacar a la luz el objeto de nuestros temores y encararlo francamente.  La vida humana está llena de  temores secretos que se esconden en los desvanes y rincones oscuros de la personalidad. En cuanto a la culpabilidad si es por haber pecado el mejor remedio es pedir perdón porque muchas veces he estado dolorosamente turbado, por lo que, con enorme descortesía se llama mala conciencia, siendo que en realidad se trata de una conciencia que cumple tan bien con su deber que torna incómoda toda la casa.

En cuanto a la inferioridad necesito recordar las palabras de Norman Vincent Peale quien dijo: “ Un sentido de inferioridad e impotencia interfiere el logro de sus esperanzas, pero una confianza en sí mismo conduce a una realización personal y un exitoso resultado.  Es terrible pensar cuan elevado es el número de personas que se frustran y se sienten miserables debido a la enfermedad que popularmente se llama complejo de inferioridad”.  Y hoy el Señor me libra de este enemigo.

Pero hoy también el Señor me libra del odio.  El Dr Peale dijo también acerca de esto: “ Toda persona razonable que considere con detenimiento el asunto se percatará de que los médicos están en lo cierto cuando dicen que el resentimiento, el odio, el rencor, la mala voluntad, los celos, el ser vengativo, son actitudes que producen la enfermedad.  Cuando usted tiene un ataque de ira, siente aquella aguda sensación en el estómago.  Las reacciones químicas que se desencadenan en el organismo debido a los estallidos emocionales afectarán nocivamente la salud del individuo.  Si este estado de cosas perdura bien sea en forma violenta o bien en forma constante, se dará un deterioro en las condiciones generales del organismo”  Por ello el Señor hoy quiere librarme de ese enemigo también.

Gracias Señor, por librarme hoy de los cuatro enemigos: El temor, La culpabilidad, la inferioridad y el odio. Tu amor es incomparable y me ofrece libertad. Amén.

Dr. Serafín Contreras Galeano.
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