Por favor, ¡no nos coloquemos muy cerca de los árboles!  No podremos disfrutar del bosque…

Unos cuantos años antes de que el huracán Katrina azotara Nueva Orleans, un costoso y nuevo automóvil se detuvo en la cima del Puente del Río Mississippi y un caballero se bajó del mismo luciendo una vestimenta muy costosa.

Se encaramó por sobre el barandal y por debajo del puente hasta una plataforma debajo de la calzada preparándose para saltar.  Los autos comenzaron a detenerse y el tráfico se amontonó por millas.  La policía arribó con los bomberos, ministros y profesionales de la salud mental.

Comenzaron a hablar al hombre y pedirle que no saltara.  Le dijeron que pudiera no morir; que se le quebrarían todos sus huesos y quedaría paralizado de por vida.  Como media milla atrás, en el tráfico estancado, había un viejo camión con cortadoras de césped, rastrillos y palas.  Un viejo jardinero se bajó de su camión y caminó hasta donde estaba reunida la multitud.

Se abrió paso por entre la gente, miró hacia abajo y le gritó al hombre en el borde: “Oiga, tengo que llegar a mi trabajo; salte ó bájese del puente.  Si decide no saltar, ¡mañana va a ser mejor!”

Con eso, el hombre subió de vuelta al puente.  La policía lo esposó y le pusieron en el asiento trasero del auto policial.  El jardinero caminó de vuelta a su camión esperando que se moviese el tráfico.

El ministro le preguntó al bombero: “¿Quién fue ese?”  El bombero le contestó: “¡Dijo que tenía que ir a trabajar!”

La policía informó a la prensa que de camino al hospital el hombre siguió repitiendo una y otra vez: “Mañana será mejor”.

Uno necesita ver un futuro para tener uno.

“No es lo que no sabemos lo que nos lastima más; es lo que pensamos que sabemos, ¡aunque no sea cierto!”.  — Mark Twain

Mike Marino, Jr.(In Person), copyright 2012
Fuente: http://www.motivateus.com/

La historia de hoy nos confronta con dos verdades muy interesantes: por un lado, la vida en sí es sencilla pero somos nosotros los que la complicamos.  Por otro, que cuando nos atrevemos a hacer algo por los demás, el impacto puede ser realmente poderoso… ¡pero tan sólo si damos un paso al frente!

Si nuestra vida se complica demasiado, es tiempo de recurrir al Autor y Consumador de todas las cosas, al Señor Jesucristo y recibir de parte Suya no sólo una visión y perspectiva renovada y transformada de la vida sino también la gracia y el poder sobrenatural para poder vivirla a plenitud.  De paso, descubriremos que esa gracia y poder nos habilitarán para intervenir, aunque de maneras aparentemente sencillas, en las vidas de otros para bendición.  Adelante y que el Señor les continúe bendiciendo.

Raúl Irigoyen
El Pensamiento Del Capellán

futuro