Revisa tu horario para buscar a fin de dedicárselo a Dios. ¿No tienes tiempo? Tal vez estés pasando por alto algunos tiempos que ya existen, como cuando conduces a tu trabajo y de regreso del trabajo, o durante tus recesos.

El Señor anhela tu compañía y espera saber de ti. Dale tu atención y escucha lo que quiere decirte. Trata a Dios como lo harías con un amigo querido.

Salmo 141:2

Suba mi oración delante de ti como el incienso,

el donde de mis  manos como la ofrenda de la tarde.

Lucas 1:10
Y toda la multitud del pueblo estaba fuera orando a la hora de la ofrenda de incienso.

Salmos 28:2
Escucha la voz de mis súplicas cuando a ti pido auxilio; cuando levanto mis manos hacia el lugar santísimo de tu santuario.

Salmos 55:17
Tarde, mañana y mediodía me lamentaré y gemiré, y El oirá mi voz.

Lamentaciones 3:41
alcemos nuestro corazón en nuestras manos hacia Dios en los cielos.