Pasaba del medio día, el olor de pan caliente invadía aquella calle, un sol escaldante invitaba a todos a un refresco.
Ricardito no aguantó el olor rico del pan y dijo:
¡¡¡Papá, tengo hambre!!!
El padre; Agenor, sin tener un centavo en el bolsillo, caminando desde muy temprano buscando un trabajo, mira con los ojos mareados al hijo y le pide un poco más de paciencia…
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QUE BELLA ENSENANZA, ESTO TODABIA SON REALIDADES,GRACIAS A TODO EL EQUIPO DE RENUEVO,QUE CADA DIA NOS ALIMENTAN Y NOS MOTIVAN HA SER VERDADEROS HIJOS DEL ALTISIMO. Y APRENDEMOS HACER MEJORES Y DAR LA EXCELENCIA QUE DIOS QUIERE,PARA DIOS Y NO PARA LOS HOMBRES,PORQUE RECORDEMOS QUE EL QUE DA AL POBRE A DIOS LE PRESTA Y EL PAGA CON INTERESES.
Que hermoso que todabia existas personas con tan buen corazon,este Señor fue bendecido eternamente por Dios ,pues le dio de comer a un niño,los mas amados de Nuestro Señor Jesus,creo que en este momento estan gozando de la presencia de Dios en el cielo.